miércoles, junio 26, 2024
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Adán y la primera vez

Por Juan Carlos López Castrillón

Si vamos a hablar de las “primeras veces” debemos remitirnos al Génesis, el primer libro de la Biblia, que nos habla de cómo Dios creó el cielo, la tierra, los mares, las estrellas, los animales, etc.; y de cómo le dio vida a Adán, el primer hombre, de cuyo costillar luego surgió Eva. De ahí en adelante el mundo se empezó a construir. Todo estaba por hacer.

Esa historia, que es el relato cristiano de la creación del universo, se usa como referencia en muchos casos de estudio de la actividad empresarial y del sector público (especialmente en cargos directivos) para explicarle a las personas que llegan que no son los primeros en el universo, que antes de ellos no todo era oscuridad y que hay un camino construido por muchos.

A esa actitud de ciertos dignatarios, de creer que todo se lo están inventando, que nadie más había podido pensar las ideas que ellos exponen o que antes de su llegada todo era caos y no hay nada valioso, se le conoce como “el Complejo de Adán”.

La academia trata estas expresiones desde el punto de vista laboral como una falta de madurez profesional e inclusive los cataloga como un riesgo operacional, pues la tentación de llegar a acabar con los caminos andados puede generar dolorosos costos en tiempos y recursos.

Tristemente estas situaciones se ven más a menudo en el sector público, cuando un funcionario llega primero a destruir lo construido y luego a reconstruir sobre lo derruido. Terminan siempre pagando “los platos rotos” el erario público y los impuestos de los contribuyentes. Abundan sobre esto los ejemplos de sentencias en contra del estado.

Volviendo al relato bíblico, nuestro amigo Adán no podía quejarse de sus antecesores, pues no existían, pero si hubiese sido vecino de esta comarca seguramente habría renegado de la estructura divina recién estrenada, buscándole todos los “peros” a la creación y algún coterráneo al cual echarle la culpa, de pronto un ave de corto vuelo.

Porque Adán fue un experto en encontrar culpables para sus errores, el ejemplo es claro: el aceptó probar la manzana del árbol prohibido y cuando fue llamado a responder por sus actos le echó la culpa a Eva, porque lo más fácil es hacerse la víctima y señalar a los otros como los responsables de las consecuencias de nuestras malas decisiones.

Conclusión: el llamado es a superar estos complejos, a entender que no somos los primeros en el universo, que prácticamente todo está inventando y que otros también pueden estar pensando en buenas ideas para la ciudad; que no todo lo que nos antecede es negativo, que si bien muchos aspectos necesitan mayor trabajo y otros una profunda transformación, también hay cosas sobre las que se puede seguir edificando y que la madurez política y gerencial es fundamental para liderar los destinos de nuestra región.

Pdta: había escrito esta columna en julio de 2019, salvo pequeños ajustes, sigue teniendo la misma vigencia. Hay mucho Adán suelto.

1 COMENTARIO

  1. Doctor Juan Carlos. nada más claro para todo este revuelo administrativo que como usted lo menciona en su columna solo afectq los recursos y lo más importante sus habitantes. Un verdadero líder articula. Fomenta e inspira a mejorar. Sin ánimo de ofender a nadie el actual administrador de este municipio está demasiado precoz en todo el proceso colectivo y administrativo para darle viabilidad a los procesos a los que se le debe dar continuidad. Porque su política de creer en la gente de esta ciudad se quedó en su periodo. Tristemente debo decir que todo el tema social que lideró la doctora Yuyi finalizó. Realmente dejaron la bara muy alta. Es mi.humilde opinión.

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