Las biopics, en pleno auge, son una propuesta cinematográfica que suscita tanto interés como cuestionamientos acerca de la veracidad de la narración que ofrecen sobre la vida de figuras destacadas. La combinación inglesa de las palabras “bio” (biografía) y “pic” (picture, es decir, foto o fotograma) define este género como películas o series que relatan la historia de un personaje determinado.
Enmarcadas dentro del subgénero “Cine histórico”, las biopics llevan a la pantalla las vidas de protagonistas que han dejado una huella en la sociedad. Explorar los claroscuros de estas figuras despierta un interés particular en los espectadores. Algunas dramatizaciones se adhieren estrictamente a la biografía original, mientras que otras se basan libremente en hechos y sucesos reales, introduciendo elementos de ficción que pueden distorsionar la realidad.
Desde los grandes personajes históricos hasta los contemporáneos, tanto admirados como odiados, han encontrado su espacio en este subgénero. Tomemos como ejemplo la película sobre el cantante Héctor Lavoe, interpretada por Marc Anthony. En lugar de centrarse en su legado musical, la biopic se enfoca en su relación con las drogas, transformándose en una suerte de prensa amarillista cinematográfica.
Las biopics, películas que relatan la vida de personajes icónicos, se han convertido en un fenómeno cultural que no sólo glorifica y recuerda la obra de artistas, sino que también suscita interrogantes sobre la precisión de la información que presentan. A menudo, el “basado en hechos de la vida real” se convierte en una licencia para crear narrativas que distan significativamente de la realidad.
En otros casos, las biopics pueden servir como vehículos de memoria selectiva, cuidadosamente curadas por los propios músicos o sus allegados. “Rocketman” (2019), “Bohemian Rhapsody” (2018) y “Elvis” (2022) son ejemplos notables de esto. Estas películas no solo contaron con la participación de Elton John y la aprobación de los miembros de Queen y la familia de Elvis Presley, sino que también se centraron en conciertos emblemáticos que encapsularon la lucha y el talento de estos artistas.
Esta tendencia nos lleva a preguntarnos si las biopics son la mejor manera de contar la vida de artistas y personajes históricos. ¿Realmente respetan la complejidad de sus vidas o simplifican y dramatizan aspectos selectos para captar la atención del público? Al final, aunque las biopics pueden ofrecer una mirada fascinante a las vidas de sus sujetos, es crucial recordar que son interpretaciones subjetivas y, en muchos casos, buscan más entretener que educar. La responsabilidad recae en los espectadores para discernir entre el espectáculo y la historia real.
