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Laura Simmonds, una vida truncada por la violencia

Cada 23 de mayo es una fecha que se recuerda con tristeza en la memoria de quienes conocimos a Laura Simmonds Muñoz, una abogada y pacifista cuya vida fue cruelmente truncada un 23 de mayo de 1994. Aquel día, a las ocho de la mañana, Laura fue asesinada por dos sicarios mientras salía de su casa en el barrio Loma de Cartagena, en Popayán. Este acto de violencia no solo apagó una vida dedicada a la promoción de la paz, sino que también dejó una herida profunda en su familia, amistades y en toda una comunidad que aún llora su pérdida y espera justicia.

Laura, cuyo nombre en latín significa “laurel” y simboliza el triunfo y la victoria, vivió a la altura de su nombre. Con un corazón lleno de afectos, un espíritu jovial y un inquebrantable respeto por los demás, Laura Simmonds representaba los ideales de fraternidad y paz. Su vida y su trabajo estaban dirigidos a fomentar una cultura de convivencia pacífica y una nueva democracia, alejadas de la violencia y el conflicto.

Su asesinato es un trágico recordatorio de las ironías de la historia. Una mujer que dedicó su vida a la lucha contra la violencia fue silenciada por la misma fuerza que combatía. Como directora de la Fundación para la Comunicación Popular (Funcop), Laura promovió procesos ciudadanos orientados hacia la paz y la democracia. Su trabajo en la región caucana fue un testimonio vivo de su compromiso con la eliminación de la confrontación armada y la reducción de las desigualdades sociales y económicas.

Laura Simmonds no solo objetaba la guerra y la violencia; su vida misma era una afirmación de su rechazo a estas formas de opresión. Su carácter fraternal, vital y abierto al diálogo y la camaradería era una constante demostración de su creencia en la resolución pacífica de las diferencias.

Recuerdo cuando compartimos el trabajo en Funcop y cuando ella se dedicaba al trabajo en el PNR con un profundo interés en el papel de la mujer como agente de paz. Una de sus iniciativas más memorables fue “Encienda una luz por la paz”, un evento que se realizó en Popayán y tuvo eco a nivel nacional e internacional. Este evento surgió de su incansable labor por promover la paz, incluso en las circunstancias más adversas.

Todos los días, la veíamos acudir a las 6 pm a marchar en el parque Caldas por la liberación del médico Payán, quien estaba secuestrado por un grupo armado. Laura era persistente, comprometida con las comunidades menos favorecidas y constante en la Comisión de Diálogo del Cauca. Es interesante recordar esto porque siempre ha habido gente como ella insistentes en el diálogo por la paz.

El legado de Laura Simmonds es una lección de resistencia y esperanza. Su asesinato, aún impune, no ha logrado apagar la luz que encendió en la lucha por una sociedad más justa y pacífica. La memoria de Laura sigue viva en cada esfuerzo por la paz y la justicia, recordándonos que, a pesar de la violencia y la injusticia, su ejemplo perdura como una guía moral para las futuras generaciones.

1 COMENTARIO

  1. Recordar a Laura es parte de la memoria histórica de persistir por la justicia y la paz. Mujeres como Laura han caído y siguen cayendo por sus convicciones y acciones por defender y luchar contra las violencias que acechan al Cauca. Qué tristeza!!!

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