miércoles, junio 26, 2024
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Mujeres en el siglo XXI

Por Elkin Franz Quintero Cuéllar

Llamar a las mujeres el sexo débil es una calumnia; es la injusticia del hombre hacia la mujer.

Mahatma Gandhi

La situación de la mujer está marcada por una vulnerabilidad extrema en una sociedad profundamente machista, cuyas manifestaciones aluden al apocalipsis que genera la discriminación y la exclusión. Por lo tanto, este texto denunciará la profanación de la esencia femenina y desafiará el absolutismo masculino. Es esencial que las mujeres construyamos un movimiento que promueva la reivindicación del papel femenino sin temor a represalias, tanto de hombres como de mujeres que aún permanecen sometidas a una estructura patriarcal que obstaculiza el desarrollo del pensamiento femenino.

En la actualidad, la participación de las mujeres en los ámbitos del desarrollo humano, social y político constituye un punto de partida crucial para la integración efectiva de la perspectiva de género como política estatal. Sin embargo, esta participación ha sido históricamente difícil, resultado de luchas feministas desiguales que buscan el derecho a la igualdad, la participación política y la inclusión en el mercado laboral.

En este punto crítico, es imperativo enfrentar el futuro incierto, donde la defensa de los derechos de las mujeres se convierte en una batalla compartida por hombres y mujeres, motivada por la convicción o la simple vanidad. Es fundamental desenmascarar la falsa conciencia de la felicidad femenina y utilizar un lenguaje decidido para confrontar la discriminación en lugar de ignorarla. Lamentablemente, en nuestra realidad actual, parece que la tendencia es abrazar feminismos superficiales, limitados a discursos, boicots y marchas, que solo perpetúan la división y la censura.

A pesar de ello, las reflexiones y los debates a los que hemos llegado nos permiten reconocer que, si seguimos considerando la cuestión de la mujer como algo “ajeno y perturbador”, en lugar de reconocer su contribución diversa, que varía según la edad, la raza, la ideología y la condición socioeconómica, estaríamos ignorando su papel en la construcción del conocimiento, la familia y el Estado.

No debería sorprendernos, entonces, que tomar posturas específicas sobre temas tan complejos relacionados con las mujeres conlleve el riesgo de ignorar la presencia de lo femenino en la sociedad. Debemos explorar estas complejidades para reconocer la diversidad de experiencias, voces, figuras e ideas que han enriquecido el tejido social contemporáneo.

En este sentido, cerrar la discusión sobre los aspectos misóginos arraigados en la sociedad del siglo XXI y dejarlos sin abordar o relegarlos a una discusión secundaria sería un acto de negligencia que nos impediría apreciar, con cierta fascinación filosófica, el papel de la mujer en la toma de decisiones.

Finalmente, me pregunto: ¿acaso la balanza que equilibra las figuras femeninas está perdiendo fuerza y revelando verdades incómodas? ¿O será que quienes buscan restablecer el lugar de la mujer en la sociedad no son modelos a seguir y simplemente complican el panorama?

Cierro mi reflexión con la Oda a la Mujer del poeta chileno Pablo Neruda:

Mujer, ser de luz y de misterio,

con tus ojos de luceros encendidos,

tu voz suave como el susurro del viento,

y tu risa que enaltece los sentidos.

Eres la fuerza que sostiene el universo,

la musa que inspira a los poetas,

la sabiduría que guía los pasos,

y la ternura que acaricia las almas inquietas.

Tus manos, delicadas y laboriosas,

tejen sueños y construyen realidades,

tu mente, llena de sabiduría preciosa,

descubre caminos y desvela verdades.

En tu vientre, el milagro de la vida,

la creación de nuevos seres que florecen,

y en tu corazón, el amor que nos guía,

eterno y puro como los ríos que no cesan.

Oh, mujer, sublime creación divina,

con tu gracia y tu valentía infinita,

eres la fuerza que el mundo necesita,

la luz que ilumina cada esquina.

1 COMENTARIO

  1. Saludos desde Guadalajara, México hasta Popayán, Colombia. Excelente artículo para estas fechas. A propósito de Mujeres que construyen y luchan pienso ahora en dos excepcionales: Manuelita Sáenz, Ecuatoriana, La Libertadora del Libertador y Raquel Serur, Embajadora de México en Quito, quien fue maltratada y calumniada por el gobierno arrogante del presidente Daniel Noboa. Manuelita y Raquel lucharon, en momento diferentes, por la Amistad, el Amor, la Integración de Nuestra América, la Patria Grande. Deseo que México y Ecuador continúen como países amigos. Ahora, más que nunca, vale privilegiar la Hermandad y el Humanismo ante los crímenes y genocidios cometidos por el Estado Sionista de Israel contra Mujeres y Hombres, niños, ancianos, enfermeros, médicas de Palestina. Amor y Paz en el Siglo XXI. Atentamente, Fernando Acosta Riveros, Colombiano-Mexicano, Amigo del Departamento del Cauca.

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