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Algunas marchas funcionan

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Por: Harold Mosquera Rivas

El 28 de agosto de 1963 en Washington DC tuvo lugar una de las marchas más recordadas de la historia. Por el trabajo, la justicia y la paz, cerca de 200.000 personas se congregaron para reclamar por una ley de los derechos civiles, que abriera el camino para superar la discriminación racial y garantizar un trabajo digno a todos los habitantes de ese país sin importar su color de piel o cualquier otra condición. La marcha dividió al país y por supuesto a los afroamericanos, pues algunos de ellos discreparon de la iniciativa y se pronunciaron en contra de ella, entre ellos se destacó Malcom X, quien para ese momento ya era portavoz de La Nación del Islam, llegando a denominarla: la farsa de Washington. En esa marcha, el reverendo Martin Luther King pronunció uno de los mejores discursos de todos los tiempos, al que tituló: Yo tengo un sueño, como consecuencia de esa manifestación, el presidente de los Estados Unidos se reunió con los principales líderes de la misma y en poco tiempo se aprobó la ley de los derechos civiles. La única mujer que participó como oradora fue Josephine Baker. El cantante Bob Dilan interpretó algunas de sus canciones, que años después serían la base para que se le galardonara con el premio Nobel de literatura, siendo el único cantante y compositor en acceder a tal dignidad. También apoyaron la causa celebridades como Charton Heston, Sidney Potier, Marlon Brando, Poul Newman, Samy Davis Jr y Burt Lancaster. Ese día más de 2000 buses, 20 trenes y 10 aviones fletados se encargaron de transportar a la mayoría de los asistentes, sin contar los vehículos particulares que también se sumaron a la causa. La marcha fue majestuosa y pasó a la historia por sus motivaciones. De hecho, uno de los mayores responsables del éxito de la misma, fue el activista negro Bayard Rustín, quien por su reconocida homosexualidad fue invisibilizado por la historia, aunque ahora, gracias a la magia del cine, a través de la película Rustin, 60 años después, se le hace honor a su aporte. Es evidente entonces que, algunas marchas funcionan, pero para ello se requiere una motivación que inspire a la mayoría. En el caso colombiano, cuando unos marchan en contra del gobierno y otros a favor, parecería que lo importante es de qué lado está cada persona, cuando, por ejemplo, en materia de salud, es necesario acabar con las largas filas para reclamar medicamentos, los meses de espera por una cita urgente, la imposibilidad de acceder a los procedimientos o los medicamentos idóneos para la recuperación de los enfermos, incluso, es necesario que haya prevención. Así las cosas, una marcha por la salud no debería ser en contra ni a favor del gobierno, pero es la forma como se han dado las cosas, dejando de un lado lo importante, para centrar el debate en lo urgente, que en este caso es el gobierno. Sería bueno que, se promoviera una marcha por los derechos sociales, en especial, por el trabajo, la salud, la vivienda, las pensiones, la educación y la justicia. No estaría mal soñar con un 28 de agosto por los derechos sociales de los colombianos.

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