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La crisis de los medios y el periodismo

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Por CARLOS E. CAÑAR SARRIA – carlosecanar@hotmail.com

Es una lástima para la verdad y para el régimen político democrático que los medios y el periodismo están en crisis.

Que no exista un periodismo serio y responsable. Que la verdad se encuentre enajenada y que el cinismo sea el fiel compañero de la información y de la opinión.

La falta de credibilidad en los medios se ha vuelto algo común en nuestro país, inconformidad que es obvia en las redes sociales y en la opinión pública. La denominada en épocas pasadas gran prensa, se ha convertido en pasquines de poca monta, haciendo el oso cada día y dando inspiración a memes y burlescos.

Pero la situación no sólo queda así, sino que hay que pensar en el daño que hacen; sin verdad no puede existir democracia, sobre todo, cuando se enajena el bien público que es la razón de ser del periodismo verdadero.

La imparcialidad en el ejercicio del periodismo debe ser característica esencial, sobre todo en la información. En la opinión puede ser distinto, pues pueden existir diferentes posturas al tratar los problemas, los asuntos y acontecimientos que conllevan el interés público; pero la opinión tampoco debe estar exenta de la verdad. En la opinión debe existir una mezcla entre subjetividad y objetividad, es decir, entre el criterio del columnista y el contenido real y verdadero de los asuntos que trata y que comenta.

Cuando la prensa queda sumida en la defensa de intereses mezquinos, vale un bledo el anteriormente considerado el más noble de los oficios, que ha costado muchas vidas de no pocas personas que orientaron su existencia en la defensa de la verdad, del bien público y la democracia.

Vale la pena citar un aparte de nuestro escrito: “El sentido del periodismo”: “En una época tan convulsionada como la actual, sentimos la necesidad de mezclar mucha ética a la actividad periodística. El periodismo amañado, mal intencionado, el sensacionalismo y la imprudencia, además de hacer perder la objetividad e imparcialidad al contenido, puede poner en peligro la convivencia pacífica y arriesgar la vida de muchas personas, importando más la figuración y los interés personales de un periodista y el afán de lucro de un periódico “.

Es frecuente el actuar en contravía de la ética periodística, no se reconoce lo bueno o lo malo en su real proporción; se tergiversa la realidad y se enajena la verdad. Un periodismo serio y responsable, con el mismo ímpetu con el que trata los desaciertos y limitaciones de los gobiernos, debe hacerlo cuando se trata de sus logros y alcances. De lo contrario no es posible la credibilidad y legitimidad de los medios, que cada vez están más en crisis.

Es muy desencantador el hecho de que se tenga que recurrir a los medios internacionales para estar mejor informados sobre la situación de nuestro país.

El régimen político democrático debe ser visible a todas luces y si esto no está sucediendo, es necesario reflexionar seriamente sobre el papel que vienen desempeñando la prensa y los medios de comunicación.

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