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La inteligencia artificial en la música

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Por: Harold Mosquera Rivas

Cada vez se discute con mayor frecuencia, sobre los avances de la inteligencia artificial en las diferentes actividades de la cotidianidad de los seres humanos. En especial, sobre la innegable posibilidad de que este instrumento tecnológico en unos casos facilite el trabajo a los seres humanos y en otros los desplace. De hecho, ya hay actividades en las que no se utiliza al ser humano, pues la inteligencia artificial se encarga de resolver todas las situaciones que antes realizaban los humanos. Esta discusión se ha trasladado a la música, en la que se han diseñado programas de inteligencia artificial, que son capaces de, a partir de la letra de lo que pretende convertirse en una canción, hacer los arreglos y poner la voz o las voces de los cantantes. El resultado final es asombroso, en tanto que, muy pocas personas, con capacidades especiales podrían diferenciar la composición realizada poros seres humanos con los instrumentos, de aquella realizada por la inteligencia artificial. Incluso hay quienes auguran que muchos productores y arreglistas podrían quedarse sin empleo, o ver reducido de manera significativa el pago que hoy perciben por su trabajo. En mi opinión, como melómano y coleccionista de música salsa, sin contar con estudios de música, encuentro que, hasta hoy, la inteligencia artificial no podría producirnos el placer que se siente, al ir a un concierto en vivo, donde cada integrante de la orquesta comparte en armonía con los demás, su talento, su capacidad para bailar, actuar la interpretación y conmover al público con su arte. Las coreografías, la elegancia de sus trajes, el brillo de algunos instrumentos y la condición humana de los músicos, forman parte de su aporte a la cultura. Incluso sus comportamientos en familia y en sociedad, sus adicciones y hasta sus errores, se integran a su aporte y no se pueden separar de su legado para la historia. Aquellos encuentros de melómanos y coleccionistas, los conversatorios sobre la música, los festivales de música y los concursos o competencias de talento en las diferentes modalidades, entre otras cosas, hacen imposible pensar que, la inteligencia artificial sea capaz de reemplazar todo aquello. Cosa distinta es que haga su aporte tecnológico, que, en algunos casos facilitará el trabajo de quienes producen la música que escuchamos. Pero, en definitiva, no hay manera de que la inteligencia artificial llene en el alma de los pueblos, el espacio que la música ha ocupado por centurias. Tradiciones como el Festival de la Leyenda Vallenata, El Carnaval de Barranquilla, La Fiestas de san Pacho en el Chocó, las fiestas del San Pedro en el Huila, El Petronio Álvarez en el pacífico colombiano, Las fiestas de la Orinoquía con la música llanera, el festival Mono Núñez, El de Blancos y Negros Le Feria de Manizales y los encuentros de tríos. Son expresiones imposibles de reemplazar por la inteligencia artificial. En consecuencia, invito a los autores, intérpretes, compositores y productores, a seguir aportando su música, como un analgésico necesario para los dolores de alma de nuestra gente.

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