La mujer Trabajadora

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Por: Harold Mosquera Rivas

La celebración del día internacional de la mujer, recuerda un hecho trágico, pues el 25 de marzo de 1911 ocurrió un incendio en una fábrica de Nueva York, en la que, por falta de condiciones de seguridad, 146 personas perdieron la vida, de las cuales 129 eran mujeres. A partir de estos hechos, la legislación laboral de los Estados Unidos mejoró las condiciones de trabajo de las mujeres y motivó al mundo entero a partir de una iniciativa de las Naciones Unidas, a dedicar un día para conmemorar a las mujeres del mundo. Sin embargo, hoy 113 años después, encontramos a las mujeres obreras luchando por alcanzar la igualdad en el trabajo. Procurando superar situaciones tan difíciles como el acoso laboral, que, a pesar de estar prohibido y sancionado, sucede todos los días de manera impune, pues los acosadores suelen ser los jefes, directivos o dueños de los centros de trabajo, por lo que, resulta imposible que, una demanda por acoso laboral, concluya con una sanción ejemplarizante en contra del victimario. En Popayán tenemos mujeres que son ejemplo de lucha por su causa, en especial en el trabajo. Cecilia Guzmán directiva sindical de la alcaldía, se ha destacado por levantar su voz, en defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras. Siempre vertical denunciando los actos de corrupción, sensible frente a las contingencias de su gente y en especial solidaria con los suyos. La responsable de las publicaciones de nuestros artículos en este diario es la maestra Paloma Muñoz, docente admirable, amiga incondicional, verdadero ejemplo de lucha social y promotora de la música regional, jurado de lujo del festival Petronio Álvarez. La presidente del sindicato de trabajadores de Empaques del Cauca, Edic Lorena Mosquera Bojorge, es una líder humilde y luchadora, que, siendo fiel a sus raíces populares, levanta la voz sin miedo para enfrentar lo que considera que no está bien en el ámbito laboral que le ha tocado encabezar. Doña Sixta Sevillano de Casanova, es una matrona de Barbacoas Nariño que brindó hospedaje y alimentación a varias generaciones de estudiantes de la Universidad del Cauca, la mayoría de los cuales, donde quiera que estén, recordarán su exquisita sazón, en especial el pusandao de los jueves, que era como para chuparse los dedos y en cuya elaboración ella podía invertir el doble de lo que le pagábamos por los alimentos. La lista se haría interminable, porque, en el mundo del trabajo y de la academia en la bella Ciudad Blanca, brillan por su desempeño, inteligencia y disposición, miles de mujeres, muchas de las cuales, de manera silenciosa se convierten en soporte de maravillosas empresas, en las cuales, no siempre se reconoce como corresponde su aporte. A todas las mujeres que, desde el más humilde de los hogares, hasta la más elevada de las dignidades, aportan cada día en procura de una patria mejor, en la distancia les envío un abrazo y mis sinceros deseos porque en nuestro país un día, el sueño de igualdad de salarios y de otras garantías, se convierta en realidad.

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