Por RODRIGO SOLARTE – rodrigosolarte27@gmail.com
Somos los seres humanos en vida, quienes debemos tratar bien a la CASA COMUN ( planeta tierra con la gente) que habitamos.
Progresan los conocimientos, tanto geológicos biodiversos como humanos, incluyendo el comportamiento, tanto individual como colectivo, veredal y global, con las consecuencias que a la vez orientan las prevenciones, promoción y aplicación adecuada de tales conocimientos, experiencias e informaciones motivantes y pedagógicas.
Ya el tradicional, salir a pasear al campo de los citadinos, se va transformando con el diálogo entre personas y contextos diferentes que académicamente llamamos interacción social con las comunidades, facilitado incluso desde las aulas de clase donde ingresan las y los compañeros del campo con sus experiencias de vida a compartir, incluyendo la amplia información virtual nuestra y de otras latitudes, que la responsable democratización virtual también facilita.
Popayán y El Cauca es como una vitrina que con los vecinos del suroccidente colombiano, resumen la amplia diversidad geográfica y cultural para caminarla y cualificar el turismo como lo están haciendo las nuevas Ciencias del turismo desenclaustrado, que crecen y se desarrollan con los demás saberes en la Universidad pública del Cauca y otras.
Buen trato entre humanos en el contexto natural incluye toda lo existente en la naturaleza terrena, hídrica y aérea, tanto cercana como lejana.
El espíritu que contiene todo lo material se ha ido entendiendo a partir de las experiencias de nuestros NATIVOS conviviendo con toda la naturaleza y su diversidad.
Ese diálogo natural experimentado por siglos y trasmitido oral y gestualmente desde antes de la primera invasión o conquista española con la cultura católica, es todavía hoy, siglo XXI, fuente de inspiración, investigación y esperanza, perseguido a muerte por el egoísmo y la avaricia que el PODER ECONOMICO produjo en la conciencia humana, deshumanizándola.
Los maltratos a la naturaleza también se heredan culturalmente, y desde las familias contagiadas globalmente por el sistema de valores que impere y se trasmita, presencial y virtualmente.
El espontáneo amor a la naturaleza por lo que a sus vidas significaba esa Madre tierra o Pachamama, y el Padre sol o La luna en la agricultura, bien podemos ante las crisis actuales, asimilarlos a la necesidad vital de los alimentos orgánicos, el agua y aire sin tóxicos, la necesidad de la reforestación y el uso de energías de origen diferente al carbón y al petróleo.
Las violencias que en lo humano se ha llegado hasta el ETNOCIDIO y la CRISIS CLIMATICA, se manifiestan con variada intensidad en regiones y poblaciones, sacudiendo sentimientos de solidaridad represados, reflexiones, creatividad y decisiones de quienes gubernamentalmente ven la absoluta NECESIDAD DE LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES progresivos, regional y nacionalmente como en nuestro Cauca y Colombia.
La concurrida MINGA PACIFICA DEL SUROCCIDENTE hacia Cali, epicentro pluricultural de esta región, ha sido atacada al regresar a sus territorios, una vez más, por quienes, considerados en su origen como protectores y defensores de los pueblos, en armas ante la imposibilidad del compartir integral democráticamente el Estado-Nación conformado, se acostumbraron a desechar acuerdos, sin duda engañosos en gobiernos anteriores al actual, centrado este, en la DEFENSA Y PROTECCIÓN DE LA VIDA EN TERRITORIOS, propiciando pese a las dificultades económicas y de conciencias alimentadas por más de medio siglo de violencias, cambios urgentes y prioritarios, tanto materiales como espirituales para las comunidades excluidas y marginadas del VIVIR HUMANAMENTE.
El BUEN TRATO INTEGRAL, esto es, a la naturaleza y la gente en los territorios como el nuestro, comenzando por Niñas, Niños y Adolescentes con sus familias DE TODAS LAS ETNIAS, CULTURAS Y ESTRATOS, continuarán como CONCEPTOS DINAMIZADORES de este proceso solidario con las actuales y siguientes generaciones.