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Cartografía social pedagógica

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La presentación de trabajos de grado de posgrado a menudo sirve como una ventana hacia nuevas perspectivas y enfoques en el ámbito educativo. Entre las ideas que resuenan, se destaca la “cartografía social-pedagógica”, un concepto que despierta tanto curiosidad como interrogantes sobre su significado y aplicación concreta.

En un contexto como el de Colombia en el siglo XXI, marcado por desafíos sociales, económicos y políticos, surge la necesidad urgente de iniciativas que promuevan la convivencia, la paz y la transformación de prácticas educativas arraigadas en la exclusión y la desigualdad. La educación se erige como una herramienta fundamental para esta transformación, al ser capaz de moldear mentalidades y forjar una ciudadanía activa comprometida con la construcción de una sociedad más equitativa.

La cartografía social-pedagógica, enraizada en la investigación acción participativa (IAP) y en enfoques críticos de las ciencias sociales y la educación, se presenta como una metodología que busca empoderar a los participantes para reflexionar sobre su realidad, representarla a través de mapas y construir opciones de futuro. Su enfoque comprensivo-crítico revela los sistemas simbólicos que los individuos utilizan para interpretar y transformar el mundo que les rodea.

Sin embargo, surgen las preguntas inevitables: ¿cómo se traduce esta teoría en la práctica? ¿Cómo se implementa la cartografía social-pedagógica en contextos educativos concretos? ¿Cuáles son los desafíos y limitaciones que enfrenta su aplicación? Es crucial que estas reflexiones teóricas se acompañen de ejemplos concretos y análisis detallados sobre cómo esta metodología puede impactar realmente en la educación y en la sociedad en su conjunto.

Lo cierto es que, la cartografía social-pedagógica emerge como una herramienta poderosa que trasciende los límites de la investigación convencional en el campo educativo. Al integrar instrumentos vivenciales y técnicos, esta metodología permite a los participantes construir criterios que relacionan sus necesidades, experiencias y aspiraciones futuras en torno a problemas específicos, agentes involucrados y el entorno territorial.

Es importante destacar que la cartografía social-pedagógica no solo se limita a ser un medio para construir conocimiento contextualizado, sino que también actúa como una herramienta de planificación y transformación social. Sus raíces se encuentran en los procesos de constitución social-colectiva de los agentes y en sus entornos geográficos, políticos, culturales y económicos, lo que subraya la importancia de la relación entre el sujeto, los grupos y el ambiente en cualquier proceso de reflexión, interpretación y planificación.

Esta metodología se caracteriza por su enfoque participativo, reflexivo y comprometido con los agentes sociales implicados, lo que permite una caracterización e interpretación más auténtica de la realidad comunitaria-educativa. La información recopilada y documentada a través de esta metodología se distingue por su riqueza y profundidad, ya que surge directamente de los protagonistas de la realidad estudiada, en contraste con las técnicas convencionales de investigación social cualitativa que a menudo tienden a examinar a los sujetos como simples informantes.

En última instancia, la cartografía social-pedagógica representa una oportunidad para repensar la educación y producir conocimiento que no solo se limite a las aulas, sino que trascienda hacia la transformación social y su verdadero potencial solo se realizará a través de una implementación cuidadosa y reflexiva que tenga en cuenta las complejidades y realidades específicas de cada contexto educativo.

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