martes, julio 2, 2024
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Constituyente doble filo

Por Bernardo Ordóñez Sánchez*

Salió el primer candidato para el 2026, en el artículo anterior decía que la campaña presidencial se había anticipado, no hay que adivinar que el presidente Petro utiliza la no aprobación de sus reformas y quiere habilitarse como posible candidato, vía modificación de la Constitución, llamando a una Asamblea Nacional Constituyente.

El pronunciamiento de la Constituyente lo hizo en una manifestación pública en Cali, convocada por la organización indígena del Cauca, cuyos miembros son fieles seguidores de sus ideas, dispuestos a seguir orientaciones cuando, donde y por el tiempo que los citen.

El presidente Petro, ante la falta de iniciativa para llegar a consensos, no ha podido ejercer su poder presidencial para pasar como un reformador: sus políticas de cambios corren el riesgo de no ser aprobadas. Si bien es cierto que no ha podido resolver a través de los mecanismos normales los cambios propuestos, puede abordarlos por la reforma constitucional.

Con esta situación, llama la atención la necesidad de hacer la modificación de la Constitución. Este es el paso más largo y desgastante. Con esta introducción, en su intervención, después de aceptar que se viene equivocando en decisiones, propone al sur occidente del país crear el movimiento social más grande de Colombia. Para ello, pide constituir los comités sociales municipales, para ir organizando la campaña para las elecciones que se convoquen.

La constituyente puede revive el centro, puesto que es el sector moderado de la política. Y éste puede volver a posicionarse. Los que votaron por la izquierda regresan al centro y los que se corrieron a la derecha y no les convence se devuelven del extremo. El motivo, la incertidumbre que ocasiona el gobierno.

La Constituyente es un arma de doble filo. Aquí caben muchas conveniencias. Unos, por parte del gobierno, aprobar las reformas vía Constitución, modificar la composición del Congreso, hacer la reforma política, revivir la reelección presidencial, comprometer la sostenibilidad ambiental vía Constitución, adelantar la reforma fiscal, etc. Por otra parte, los que quieren acabar con el Acuerdo de paz, la JEP, los que buscan la Ley de punto final. O aquellos sectores que aceptarían como una nueva oportunidad para el modelo federalista o gobiernos por regiones. Cada uno con intereses propios que desvirtúan el espíritu del llamado del gobierno.

Puede suceder, que el mismo pueblo deje la Constitución en contra de todo lo que el presidente quiere o también aprobar vía Constitución las reformas propuestas.

Ante la vehemente afirmación presidencial, pudo ser o no improvisada. Pero me temo que ha sido calculada. ¿Cómo piensa el presidente hacer la convocatoria de la Asamblea? ¿Cerrar el congreso, las Cortes? ¿Declararse dictador?

Lo democrático, si se quiere respetar el orden constitucional, es convocar el pueblo a las urnas para que mínimo un tercio del censo electoral (13.7 millones de votos), voten si quiere o no una reforma constitucional. Después pasará por la aprobación del Congreso. Si es así, llamará a elecciones para elegir una Asamblea Nacional Constituyente, que finalmente reformará la Constitución. Dudo que alcance el tiempo para todo este trámite.

Los congresistas estarán en disposición de aprobar?

El Congreso se ha comportado como un contrapeso de poderes. Por ello, puede estar amenazada su independencia y autonomía. Sin embargo, hay que preguntarse: ¿Los congresistas si están en posición sólida para mantenerse?

Para el gobierno el objetivo hoy es el 2026. Para ello tiene una articulación bien orquestada. También es cierto que eso es parte de la democracia. Empero, no salta ningún candidato sólido de la misma cuerda que le garantice el triunfo y le dé confianza al gobierno, razón suficiente para que el presidente fije esa posición.

El gobierno con el poder y su audacia que cada día es mayor, aprovecha la desorganización y va más adelante que la discusión interna de los partidos.

Sin embargo, al llamar una Constituyente puede darse la oportunidad para unir y fortalecer la oposición, ya que reviven viejos debates, aunque habrá sectores que le llame la atención una Constituyente para varias de sus propuestas pendientes de lograr.

Al analizar el pro y contra de la acalorada intervención del presidente en Cali, sobre la Constituyente, también se puede inferir, que lanzó una expresión mediática para evaluar una respuesta que sirva para ablandar lo que se está discutiendo en el Congreso. No obstante, las reacciones puedan que unan más a la población, la comunidad de los políticos y que salga peor el remedio que la enfermedad.

*Economista M.B.A. Politólogo. Exconcejal de Bogotá

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