Por: Sebastián Silva-Iragorri
Esta Constituyente tan anunciada y negada dentro de un juego político y estratégico tiene cargas de profundidad insospechadas que debemos revelar. Petro anunció en campaña y luego en algunos discursos posteriores que para hacer sus cambios necesitaban mínimo 12 años o sea 3 periodos presidenciales. Este asunto que se está ambientando de la Constituyente será el programa de la izquierda en la próxima contienda política, les servirá de lema y así irán a las urnas con el visto bueno presidencial. Se lanza anticipadamente esta materia para ir auscultando la voluntad del pueblo, le sirve a Petro además para ir afirmando que nada le dejan hacer y que por ello hay que acudir al pueblo para lograr los cambios con una Asamblea Nacional Constituyente, la utilizará de plataforma y programa para su candidato o candidata presidencial del 2026 y además para tapar todos los escándalos y la corrupción que están ocurriendo. Con esta justificación van a ir a las urnas en el 2026: “Nada nos han dejado hacer los de siempre, los que han gobernado este País, entonces se hace necesario utilizar el poder constituyente del pueblo y vamos a hacerlo convocando una Asamblea Nacional Constituyente”. Lo grave es lo siguiente, si llegaren a ganar la presidencia y la mayoría del Congreso, entonces a partir del 2026 convocan la Constituyente aprobando la ley de convocatoria y cumpliendo los demás requisitos del artículo 376 de la Constitución. Allí colocan una agenda reformista sobre salud, pensiones, educación, lo electoral, laboral y demás, pero enredada en el articulado, aparecerá muy disimuladamente la posibilidad de la reelección y la limitan para quienes hayan sido presidentes elegidos desde el 2022. Así solamente queda habilitado Petro para reelección y entonces podría ser candidato para el periodo 2030 a 2034. De esta forma completarían los 12 años de que hablaban y el remate lo haría el propio Petro con su retorno. Esto es lo que han pensado, pero puede no ocurrir si del otro lado los colombianos nos unimos con una gran candidatura, un programa superior al de ellos y una estrategia mejor.
Ellos saben que una Constituyente no la lograrían ahora por ningún camino. Si optaran por la vía exigida en la Constitución, los requisitos son muy exigentes, como proyecto de ley al Congreso, votación con porcentaje de aprobación, luego la elección de asambleístas y después la iniciación de labores, eso no se logra en lo que resta del actual periodo presidencial y menos cuando ya el año entrante entran en todo su furor las campañas políticas. Si escogen la vía del cumplimiento interpretando el acuerdo de paz como ordenador de una obligación presunta de realizar una Constituyente, estarían ante la casi segura nulidad decretada por la Corte Constitucional. Lo mismo ocurriría si la enfocan por el lado de los diálogos con el ELN y el débil acuerdo de participación ciudadana que busca refundar la patria con una minoría sin legitimidad. Otra forma que se ha expuesto muy ladinamente es la de acudir a un Decreto Ley especial que convocaría la Constituyente. Esta forma no está contemplada en la Constitución y no resistiría el menor análisis en la Corte Constitucional que de entrada tumbaría este atrevido decreto ley. Si de pronto optaran por un Referendo también tropezarían con el problema del tiempo y la campaña electoral que se avecina. Por ello creo que lo que buscan en realidad es una Asamblea Constituyente, sí, pero como plataforma y programa para sus candidatos en 2026, a quienes tenemos que enfrentar con una mejor propuesta de unidad nacional.
Queda pues revelada toda esta estrategia de Petro y su gobierno para obtener la reelección. No ahora, sino para cerrar el ciclo de los 12 años anunciado. Nos queda entonces la opción de un Frente Nacional que derrote todas estas veleidades de implantar un Socialismo totalitario en Colombia. Seamos libres, con orden, con legalidad, con capitalismo social, con equidad y sin corrupción.
