martes, julio 2, 2024
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Donde inicia el amor

Por Pbro Jesús Fernando Vega Muñoz

En la liturgia de hoy encontramos las palabras de Jesús que les dice un mandamiento nuevo les doy que se amen los unos a los otros como yo os he amado

El amor debe ser sin reservas no solamente con los que están cerca a nosotros, sino también con aquellos que necesitan que realmente les abramos nuestro corazón por ejemplo: los ancianos, niños en alto riesgo físico y moral, mujeres maltratadas, emigrantes, etcétera…

El amor no es solamente un acto sexual porque creen muchos que amor es tener un acto sexual y no eso va más allá del acto sexual queda en un segundo lugar, si de verdad amo soy servicial, soy comprensivo, no estoy buscando hacer el mal al otro o mejor dicho no soy piedra de tropiezo para mi hermano sino que más bien le doy la mano para que él también pueda salir adelante

Creo que no se puedes amar a alguien si primero no has experimentado el amor en tu interior, prácticamente no puedes dar de lo que no tienes, y quien juega con el amor da algo que nunca ha existido en su corazón, necesita fingir algo que nunca se ha creído, pero quien se convierte en amor descubre que está hecho para amar, que el amor no se busca… se descubre; encontrarlo es difícil, es un camino largo y lleno de obstáculos; cuando te cansas de buscar empiezas a llamarle a cualquier cosa “amor”, y cuando lo encuentras te tropiezas con la mágica realidad de que el amor ha estado contigo desde hace mucho y que sólo necesitas abrirle las puertas de tu corazón; si no reconoces que hay amor en ti nunca, escúchame bien, nunca alcanzarás el amor en el otro.

En este mensaje del amor Primeramente debo ver cómo estoy yo por dentro ¿será que realmente me estoy amando? Esa pregunta me la debo hacer cada día porque muchas veces me doy golpes de pecho y no soy capaz de amarme y de perdonarme quizá los errores que he cometido por eso es bueno que hoy pensemos realmente en el amor hacia mí mismo me amo tal y como soy o quiero ser apariencia para los demás porque muchas veces en la sociedad nos pasa eso vivimos de apariencia y mostramos a otros una cara de lo que no somos por eso quitémonos esa máscara desnudemos nuestro corazón y miremos realmente lo que hay en nuestro interior y lo que no sirve que no estorbe porque realmente si guardo aquellas cosas que me hacen daño Nunca podré amar como Dios me ha amado y como él me pide que lo haga cada día

Testimoniar el amor de Dios en la atención a los últimos se conjuga también con la defensa de la vida, desde su primer instante hasta su término natural. En nuestra sociedad asegurar a todos dignidad, salud y derechos fundamentales se siente con razón como un bien irrenunciable. La defensa de la familia, a través de leyes justas y capaces de tutelar también a los más débiles, ha de constituir siempre un punto importante para mantener un tejido social sólido y ofrecer perspectivas de esperanza para el futuro. Como en algún momento las ciudades fueron instrumento para asegurar a muchos los derechos intransmisible, debemos hoy promover una ciudad de rostro cada vez más humano. En esto la Iglesia ofrece su contribución para que el amor a Dios vaya siempre acompañado por el amor al prójimo.

Y quizá preguntarás Quién es mi prójimo? El prójimo es aquel que está a tu lado, es aquel que está sufriendo a causa de la violencia, es tu padre y tu madre que muchas veces has abandonado o los tratado mal, es tu hijo al que muchas veces por seguir otro rumbo has dejado a un lado quizá por el trabajo o porque te interesa más los amigos el prójimo inicia en la casa porque muchas veces en familia decimos ser familia porque llevamos el apellido pero no nos preocupamos del otro del tío, del primo, del abuelo, pero cuando faltan ahí sí decimos te amo y muchas veces no tenemos gestos de amor en la propia familia pero por fuera mostramos otra cara cuando realmente el amor inicia en la familia, en mí mismo amándome tal y como soy gordo, flaco, negro, mestizo, indígena, pastuso, valluno, caucano, bogotano, costeño, etcétera… no olvidemos de dónde somos y así nos amamos y podremos también amar a los demás y como nos decía el papa Francisco amemos también la casa común.

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