Por Fernando Santacruz Caicedo
Las implicaciones de quien resulte electo presidente de los EE.UU. afectan, en diverso grado, a la comunidad internacional. Mientras sea considerada como la primera economía planetaria, USA presumirá que “es el amo del mundo”, merced a su poderoso complejo financiero/industrial/militar. Debe preocuparnos que, ¡llegue quien llegare al gobierno norteamericano, representará siempre los intereses imperialistas!
Conforme a sus 4 prontuarios penales -88 cargos- y su perfil psicológico, Trump es responsable de la muerte de +1 millón de personas por Covid-19, “defraudador fiscal, golpista, violador, xenófobo, racista, cínico, supremacista, mendaz, narcisista”, ¡summum de la obscenidad!: un simio arrogante trajeado con Armani, abrigo Dolce&Gabana, huaraches Ferragamo, mirada de malandro y copete engominado; ¡un santo varón! Le siguen procesos por retención de documentos clasificados e interferencia electoral. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia dilata arbitrariamente el término para impeler los juicios hasta pasadas las elecciones presidenciales (nov./2024). Carga en su contra la enmienda 14 de la Constitución Norteamericana, que prohíbe ocupar la presidencia a quien haya participado en una “insurrección”. La “justicia” gringa es tan laxa que obstruye su administración contra el exgobernante reo, mostrando su endeblez.
Trump es una “amenaza para la democracia”, asevera Biden, la cual debemos defender apoyándonos en nuestros “valores fundamentales”: honestidad, decencia, dignidad e igualdad (¿¡?!), palabras huecas, dada la doble moral estadounidense. El discurso sobre el “estado de la Unión” le ganó adeptos a Biden –CNN: 6 de cada 10 norteamericanos, adhieren a su candidatura-; pero… su edad –y la de Trump-, su imagen de fragilidad, la derrota en Afganistán, la inseguridad fronteriza y el apadrinamiento del genocidio en Gaza le merman respaldo de su electorado. Biden es causante de una “horrible devastación” en EE.UU., asegura Trump. Ambos aspirantes presidenciales son chuchumecos, vocablo para designar personas decrepitas/desgastadas/marchitas que origina intranquilidad entre los electores, derivada de sus prejuicios culturales y de la desconfianza relacionada con la vejez/desmemoria. Los años, per se, NO evidencian insuficiencia cognitiva para ejercer un “liderazgo exigente”.
La encuesta IPSOS-2024 arrojó los siguientes resultados preelectorales: Trump, 40%; Biden, 34%; otro candidato, 7%; no votará, 11%; no sabe, 8%. Trump promete devolver la “grandeza” a EE.UU., terminar la inflación, bajar impuestos, deportar “ilegales”, ofrecimientos que atrapan incautos republicanos, pese a que 1/3 de ellos le retiraron su fidelidad en las primarias. La diferencia electoral entre las dos candidaturas oscila entre 4-6 puntos porcentuales. Biden debería esforzarse por conquistar votantes, ganarse a Kennedy, descender la inflación, crear empleos, “mejorar” la política fronteriza, forzar a Israel a un cese al fuego, repensar su fórmula vicepresidencial, SIN fiarse en que las probables condenas contra Trump y que el desaliento causado por éste lo catapultarán mágicamente al poder. Su equivocación radica en gerenciar la campaña como si ya fuera ganador, ¡yerro que podría acarrearle la derrota!
La arremetida trumpista contra la política económica promovida por Biden -con resultados positivos en materia de empleo, inflación, leve disminución de tasas de interés, etc.-, giró completamente hacia los “peligros” que conlleva la incontenible “inmigración ilegal”, exagerando tal problemática hasta convertirla en “crisis delincuencial”. Pero las estadísticas demuestran que los “ilegales” -10 millones-, delinquen menos que los nacidos estadinenses. De ahí que Trump postule que, si eventualmente resulta elegido presidente, desatará redadas y deportaciones nunca vistas en la historia. ¡Pobres inmigrantes, they flee their countries to eat gringo shit!
La multinacional financiera Morgan&Stanley resalta el vínculo entre el crecimiento de las remesas – la expansión de la economía norteamericana – el aumento de los inmigrantes empleados. La ausencia de oportunidades y la inestabilidad política en los pueblos migrantes, estimula la inmigración hacia USA. Conforme al BID, las remesas enviadas a América Latina/Caribe en 2023 sumaron US$156 mil millones, cantidad superior a los créditos otorgados por el BM cada año a los países atrasados. Los sufragios latinoamericanos son determinantes en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses. ¡OJALÁ LOS DEPOSITEN POR EL MENOS PEOR!
