Drones al banquillo

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Por: Sebastián Silva-Iragorri

Artefactos diversos lanzados al espacio para obtener ventajas militares se vienen utilizando en el mundo desde mediados del siglo XIX, iniciando este proceso con globos, luego bombas dirigidas y aviones sin pilotos hasta arribar a los aparatos llamados drones por sus siglas en inglés: Dynamic Remotely Operated Navigation Equipment.

Su desarrollo fue aterrizando en pequeños modelos que se fueron convirtiendo en auxiliadores, filmadores, grabadores, ayudantes, transportadores, que se asimilaron a diversas actividades comerciales hasta la prestación de servicios domiciliarios en lugares específicos de recepción. Son muchas las ventajas de los drones utilizados en agricultura, construcción, accesos riesgosos, reconocimientos, búsquedas, vigilancias, señalizaciones, investigaciones, nudos de seguridad, mantenimientos, usos militares y en fin una cantidad de posibilidades de exploración, manejo y control de situaciones también industriales, todas en beneficios productivos concretos. Ante las diversas situaciones en Colombia de orden público y violencias de distintas clases nuestra Fuerza Pública realiza operaciones e inspecciones usando esta tecnología. Sin embargo, también empiezan a aprovecharse estos aparatos en las últimas incursiones de grupos terroristas para lanzar y disparar desde ellos detonantes y explosivos.

Los diversos países donde tienen mayor utilización han venido implementado regulaciones para obtener un control de estos vuelos evitando abusos, amenazas y riesgos en su ejecución. Colombia no se quedó atrás en estos temas y para ese propósito fue expidiendo circulares de regulación hasta llegar a la Reglamentación Aeronáutica número 91 donde se precisan instrucciones para su operación y se clasifican sus propiedades, pesos y medidas con la protección y el debido cumplimiento y sanciones respectivas por su violación. Los drones empezaron a bajar de precio y ciudadanos bajo las reglamentaciones respectivas, comenzaron a usarlos y de todo ello resultaron, ya no ventajas, sino algunas desventajas, como el abuso y violación de la privacidad de las personas, las inspecciones no autorizadas, y lo más grave, la utilización por grupos criminales de drones transportadores de explosivos para arrojarlos sobre objetivos militares y civiles. Esta última modalidad se ha realizado con varios ataques en el Departamento del Cauca en especial en el corregimiento de El Plateado, municipio de Argelia y en sectores de Jamundí en el Valle. Esto ha alarmado a la población y a los mandos de la Fuerza Pública que ya anuncian acciones de obtención y operación de equipos y dispositivos de alta tecnología para poder contrarrestar estos drones explosivos. Surgen ahora voces pidiendo una reglamentación muy drástica en la obtención y utilización de los drones en el País que se dirija no solo a disponer su uso seguro por los ciudadanos sino al control efectivo de las amenazas sobre instalaciones militares, sitios de civiles, cárceles, almacenes de explosivos y toda clase de posibilidades criminales sobre objetivos llamados estratégicos por las organizaciones armadas contra el Estado. También hay que contrarrestar intromisiones en la vida privada de los ciudadanos que van desde filmaciones de sus movilizaciones, negocios, transportes, hasta, como decía un comentarista radial, la observación de chicas en las azoteas tomando el sol. Se reclama entonces una reglamentación actualizada y efectiva en materia de compras, transacciones, transporte y utilización de estos aparatos y concretar todas estas acciones en la presentación de proyectos de ley ante el Congreso de la República para que la Fuerza Pública pueda ser dotada eficazmente con equipos que contrarresten las amenazas, peligros y riesgos de los drones mal utilizados y enerven una posible ventaja de guerra de las insurgencias terroristas contra la población y las defensas militares o de policía.

Quién iba a creer que ahora la ventaja competitiva aérea la pueden llegar a tener las organizaciones armadas sediciosas con esos drones, en lugar de las formaciones regulares y legales de nuestra Fuerza Aérea siempre tan bien organizadas, capacitadas y preparadas para sus diversas misiones.

No podemos dejar crecer la sensación de impotencia de nuestras estructuras de defensa que están instituidas constitucionalmente, lo repetimos por enésima vez, para defender la vida, la honra y los bienes de todos los ciudadanos.

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