Por: Clara Inés Chaves R. (*)
El siglo XXI recibió la crisis de los partidos tradicionales en el mundo, lo que hizo que resurgieran los populismos de derecha y de izquierda a los cuales muchas naciones se han visto confrontadas. Ejemplo de ello, lo hemos vivido en Colombia, pero también en Venezuela, en Brasil, en Nicaragua y en Estados Unidos entre otros más.
A pesar de la personalidad y de las características propias que representan estos personajes, no deja de asombrar de manera negativa la actitud de Javier Milei Presidente de Argentina quien dice ser “minasquista y liberal-libertario, y alinearse con el anarcocapitalismo y el pelolibertarianismo”.
Se torna importante entonces definir el minarquismo y el anarcocapitalismo para tratar de calificar a Milei y entender sus posturas que algunos tildan como fascistas.
El minarquismo es una filosofía política que considera que el tamaño, la función y la injerencia del Estado deben ser mínimos en una sociedad. Es decir, brindar a los ciudadanos los servicios de policía, militares y tribunales a fin de proteger la propiedad.
Por su parte los anarcocapitalistas consideran que el Estado es inherentemente una violación a la libertad individual. Los minarquistas sostienen que un gobierno mínimo es necesario para preservar la libertad negativa (neutralidad de las leyes y la invasión de ejércitos de Estados no minarquistas). Esta teoría política está vinculada a la tradición antiestatista, que promueve la abolición de la mayor cantidad de funciones estatales posibles.
Teniendo en cuenta estas definiciones concluimos que los principios del contrato de Juan Jacobo Rosseau se desvanecieron ya que le quitamos al Estado el papel de Estado Social de Derecho y como el ente que regula el bien común de sus gobernados y que protege sus Derechos y libertades en sus diferentes aspectos.
Ramón Grosfoguel, Profesor de Sociología en la Universidad de California, Berkeley en su artículo titulado “Milei Presidente: El fascismo ya está aquí” considera que el mandatario argentino es un líder fascistoides que provocan empobrecimiento masivo y destrucción de la vida social de los pueblos.
Por lo tanto, señala el profesor Grosfoguel que, ya no estamos frente a la “banalidad del mal”, pues no son personas que implementan políticas por órdenes o razones burocráticas, ni trivializan o relativizan el mal. Son personas que conscientemente buscan realizar el mal, es decir, destruir la vida de los pueblos y también de la naturaleza. Se trata, en consecuencia, del despojo masivo de los bienes materiales y culturales de una población.
Parecería contradictorio que en el actual orden liberal personajes como Milei, Bolsonaro y Trump entre otros, son los que estén reviviendo el fascismo y encendiendo ese sentimiento entre grupos neofascistas, de derecha y de ultraderecha y dándole así la estocada a la democracia, produciendo de esta manera el incremento de número de pobres y generando ese sentimiento de aporofobia y xenofobias entre los pueblos.
De otra parte, la reciente declaración de Milei sobre el presidente Petro es un irrespeto al pueblo colombiano y a su democracia, ya que aquí no se está calificando la figura de Gustavo Petro sino lo que él representa jurídicamente hablando dentro del estado democrático colombiano, por haber ganado las elecciones en el país.
Tampoco podemos olvidar que al hablar Milei en Davos de apoyar más el libre mercado y la empresa, está desconociendo que una de las causas de la crisis del actual orden liberal es precisamente ese punto de vista, debido a que el neoliberalismo a ultranza genera más miseria.
Personajes como estos resultan igual o más peligrosos para la paz mundial que el propio comunismo.
(*) Exdiplomática y escritora
