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El procrastinador profesional

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Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt

Las tareas aplazadas indefinidamente, excusas y prioridades intercambiadas constituyen una conducta repetitiva que confluye en la procrastinación, en este contexto es posible que las personas terminen adquiriendo características de maestría en una práctica poco recomendable: la procrastinación. En el presente artículo se discutirán diversas causas y estrategias para evitar la procrastinación y disminuir esa etiqueta de procrastinador profesional.

¿Recuerda la última vez que tuvo una tarea poco atractiva, la cual postergó indefinidamente hasta unos días u horas previas a la fecha límite? Si esta conducta le parece conocida, es posible que usted esté presentando episodios recurrentes de procrastinación, cuyas consecuencias pueden ser negativas en su entorno laboral y familiar. Una persona que procrastina sus actividades puede encontrar excusas recurrentes para evadir las tareas menos agradables, manipulando de esta manera las prioridades y desplazando frecuentemente aquella tarea menos agradable. Por ejemplo debe presentar un reporte en dos semanas, el cual debe revisar con su equipo de trabajo una semana antes de la entrega definitiva, pero en este periodo siempre aparece una actividad que requiere su atención, llegando el plazo de la revisión conjunta el cual por supuesto también es desplazado, afectando las actividades de su equipo.

Es posible que un procrastinador profesional encuentre satisfacción con las entregas contra el tiempo y la adrenalina que se percibe por la presión extrema, pero en realidad el resultado puede disminuir en calidad además de la percepción en el entorno de trabajo, lo cual constituiría una huella de carrera negativa porque las personas se perciben poco comprometidas con los objetivos.

Otro factor que puede contribuir con la procrastinación es la falta de planeación y los objetivos a largo plazo. En el primer caso, es necesario generar una expectativa de las metas, incluyendo controles periódicos para validar el avance sobre las actividades planeadas. Un posible efecto en la procrastinación está relacionado con las metas a largo plazo, cuando la visibilidad de conclusión está a semanas o meses de la meta, las personas pueden relajarse frente a los objetivos, si a esto se le suma una tarea poco atractiva, se tiene un posible fracaso o un entregable con calidad menor a la esperada con un atraso adicional a la meta propuesta.

Existe otro contexto que puede confundirse con la procrastinación, el cual está relacionan con el sobre compromiso de una persona con sus actividades. En este caso, se reciben más tareas de las que se pueden ejecutar en un periodo de tiempo, lo cual genera atrasos y si a esto se le suma el desconocimiento general desde la perspectiva de los diferentes receptores, se crea una sensación de procrastinación.

El primer paso para evitar la procrastinación consiste en identificar aquellos factores que promueven la procrastinación, incluyendo la sobrecarga de actividades relacionadas con los compromisos adquiridos. Generar la calidad necesaria frente a las expectativas e informar a las personas o equipos acerca de actividades adyacentes crea conciencia del volumen de actividades para evitar malentendidos. Tomar acción sobre las actividades menos deseadas y segregarlas en periodos de tiempo es una táctica que funciona para disminuir la tensión que podría generarse frente a una actividad poco deseada. En este contexto, es importante obtener pequeñas victorias que permitan observar un avance paulatino, es decir concluir tareas pequeñas que al sumarse constituyan un todo en una meta de tiempo.

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