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Exploradores del Universo

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Por Elkin Franz Quintero Cuéllar

El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta

Pablo Neruda

¡Queridos y queridas, exploradores del universo!

Hoy, en este día radiante y lleno de color, estamos aquí para celebrar algo verdaderamente mágico: ¡a ustedes, los niños y niñas! Escuchen atentamente, porque en esta carta les revelaré un secreto: ¡son los verdaderos héroes de esta gran aventura llamada vida!

Imaginen un lugar donde los árboles, con sus ramas extendidas como brazos acogedores, susurran secretos ancestrales al viento. Cada hoja es un libro abierto, cada suspiro una melodía que invita a perderse en el eco de los tiempos pasados. Las raíces, profundas como los recuerdos más antiguos, sostienen el peso de los años y guardan los secretos de la tierra.

En este lugar encantado, las estrellas no solo adornan el firmamento nocturno, sino que son como faros que guían los sueños de quienes se aventuran en la oscuridad. Cada estrella parpadea con una historia por contar, un deseo por cumplir, y los destellos de luz que emiten son como pequeñas promesas de esperanza en la vastedad del universo.

Este lugar, queridos amigos, es la infancia en su más pura expresión. Un reino de imaginación y maravillas donde cada día es una aventura esperando ser descubierta. Cada roca es un castillo inexpugnable, cada charco una puerta a un mundo desconocido. Aquí, la realidad se mezcla con la fantasía en una danza eterna, y el tiempo se detiene para permitir que los sueños tomen forma y vuelen libres.

En este reino de posibilidades infinitas, cada niño y niña es el protagonista de su propia historia. Cada día es una página en blanco esperando ser llenada con risas, lágrimas, descubrimientos y amistades. No hay límites para la creatividad ni fronteras para la imaginación. Aquí, todo es posible si se tiene el coraje de soñar y la determinación de perseguir esos sueños hasta el final.

Así que cierren los ojos y dejen que su imaginación vuele. Permitan que los árboles les cuenten sus historias más antiguas y que las estrellas les susurren secretos del universo. Porque en este lugar mágico llamado infancia, cada día es una aventura esperando ser vivida, y cada niño y niña es el héroe de su propia historia.

¿Saben qué es lo más extraordinario de ser niños? ¡Que tienen el poder de transformar el mundo con sus risas y sus sueños! Pueden ser magos que conjuran risas en los días grises o piratas intrépidos surcando mares de aventuras en el patio trasero.

¡Ustedes son los arquitectos de un universo de posibilidades infinitas!

Pero recuerden, en cada tesoro hay pruebas que superar. No teman a los desafíos, mis valientes exploradores, porque cada obstáculo es una oportunidad de crecer y aprender. Así que levántense con la determinación de un caballero en armadura brillante y enfrenten cada desafío con valentía y nobleza.

Y nunca olviden que los sueños son semillas que esperan florecer en jardines de realidad. No importa cuán grandes sean sus sueños, ustedes son capaces de alcanzar las estrellas si creen en su magia interior y trabajan con diligencia y pasión.

Antes de que el día se desvanezca como el reflejo en un espejo mágico, hagamos una promesa juntos. Prometan que nunca renunciarán a su curiosidad, que seguirán explorando y descubriendo los secretos del universo. Prometan que siempre serán gentiles y compasivos con quienes les rodean, porque un corazón generoso es el tesoro más valioso. Y, sobre todo, prometan que nunca, nunca, nunca dejarán de creer en ustedes mismos. Porque en cada uno de ustedes reside la fuerza de mil dragones y la magia de mil hadas.

Así que celebren este día del niño con alegría desbordante y sueños desenfrenados. Permítanse brillar con la intensidad de mil soles y dejar que su luz ilumine incluso los rincones más oscuros del mundo. Recuerden que cada risa, cada abrazo, cada acto de bondad es como una estrella que destella en la noche, haciendo que el universo sea un lugar más cálido y acogedor para todos.

¡Celebren su brillo único y su capacidad de transformar el mundo con su pura presencia!

¡Feliz día del niño, mis pequeños gigantes!

Con todo mi cariño y admiración,

Elkin Franz Quintero Cuéllar

Amigo y cómplice en las aventuras del corazón

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