En medio de la encrucijada que vive el Cauca, donde la violencia parece empeñarse en desafiar cada esfuerzo por contenerla, se entreteje una narrativa desafiante y, a la vez, desconcertante. Las declaraciones oficiales, adornadas con cifras de impacto y supuestos logros, contrastan con una realidad cruda y persistente: la continuidad de actos atroces perpetrados por grupos al margen de la ley.
El general Giraldo Bonilla, al frente de las Fuerzas Militares, resalta los resultados de las operaciones contra integrantes de grupos ilegales, mientras el gobernador Octavio Guzmán, sumido en la angustia que aflige a su región, envía un mensaje desgarrador al presidente Petro, exigiendo soluciones concretas frente a la escalada de violencia.
Si bien el general Helder Fernán Giraldo Bonilla destaca los logros en la afectación de integrantes de grupos ilegales, la realidad en el terreno sugiere una discrepancia entre las declaraciones oficiales y la continuidad de actos atroces perpetrados por estos grupos al margen de la ley.
El llamado del gobernador Octavio Guzmán en el mensaje que le envía lo invita a replantear el modelo de negociaciones y reforzar las acciones de la Fuerza Pública, resuena en un contexto marcado por la persistencia de la violencia. La necesidad de un despliegue más robusto y estratégico de las fuerzas militares y policiales en todas las zonas afectadas se presenta como una medida urgente para restablecer la tranquilidad y proteger a la población civil.
Pareciera, en efecto, que no hay coordinación entre los esfuerzos del gobierno departamental y las acciones militares. Mientras uno informa sobre operativos realizados, el otro clama por apoyo nacional y un replanteamiento de estrategias ¿Pareciera falta de comunicación o de coordinación institucional?
Es esencial unificar esfuerzos y desenredar esta maraña de retos y contradicciones. ¿Están dirigidas adecuadamente las acciones? ¿Qué barreras estructurales o logísticas se interponen en una respuesta más efectiva? Más importante aún, ¿dónde queda la protección de la población civil, víctima recurrente de esta espiral de violencia?
Se debe tener una coordinación efectiva y una estrategia integral que involucre a todas las partes interesadas. La vida y el bienestar de los habitantes del Cauca exigen más que discursos y estadísticas: reclaman acciones concertadas, enfocadas en restaurar la paz y la seguridad que esta tierra merece.
