Los resultados del estudio conjunto realizado por la Universidad Industrial de Santander (UIS) y el Ministerio del Interior, que revelan cifras alarmantes sobre la percepción de seguridad y convivencia en Colombia, nos invitan a reflexionar sobre el estado de nuestra sociedad y las dinámicas que afectan nuestra vida diaria. Es preocupante constatar que el 70% de los ciudadanos reportan conflictos de convivencia con sus vecinos, lo que evidencia una creciente intolerancia en nuestras interacciones sociales.
En este contexto, es importante recordar ejemplos exitosos de cómo la formación ciudadana puede contribuir a mejorar la convivencia en el espacio público. Un caso emblemático es el Plan de Desarrollo “Formar Ciudad” liderado por Antanas Mockus durante su primera administración en Bogotá (1995-1997). Este plan buscaba armonizar el progreso individual con el bien común, promoviendo una coexistencia viable entre el crecimiento del patrimonio colectivo y el mejoramiento individual.
Mediante acciones educativas y la difusión de reglas para la convivencia, Mockus y su equipo lograron generar un impacto significativo en la ciudadanía. Desde campañas de sensibilización hasta la implementación de normativas claras, se fomentó el respeto mutuo, la tolerancia y la responsabilidad cívica entre los habitantes de la ciudad.
Sin embargo, ante el panorama actual de conflictos y tensiones en la convivencia, es evidente que se requiere un esfuerzo conjunto de las autoridades, la sociedad civil y los ciudadanos para promover una cultura de paz y respeto en nuestras comunidades. Es necesario reforzar la educación cívica desde temprana edad, así como implementar las políticas públicas ya creadas que fomenten la inclusión, el diálogo y la resolución pacífica de conflictos.
En última instancia, la construcción de una mejor convivencia pacífica y tolerante, depende del compromiso y la colaboración de todos los sectores de la sociedad. Es fundamental reconocer el sentido de aprender a vivir en colectivo, porque pareciera que solo nos importa la resolución de nuestros problemas individuales y la situación de vecindad poco importa. Es fundamental la importancia de la convivencia pacífica como pilar fundamental para el desarrollo sostenible y el bienestar de todos los ciudadanos.
