Por Eduardo Nates López
Francamente, no creo que las autoridades regionales del Cauca, las locales de otros municipios y de Popayán, estén lejos de pensar en que el vecindario tan cercano a Cali nos puede traer muchas ventajas y oportunidades, si pretendemos acompañar a esa ciudad en el gran evento internacional que se llevará a cabo entre el 21 de octubre y 1° de noviembre próximos.
No sobra redundar en que la Conferencia Mundial de Biodiversidad (donde se tratarán los avances mundiales para el cumplimiento de 23 metas de protección de la biodiversidad), que va a celebrarse en esas fechas, es un evento de tal trascendencia que puede resultar casi o más impactante que los Juegos Panamericanos de 1971, y que rebasa la dimensión urbana y se convierte en un evento regional suroccidental del país, en el que la participación del Cauca es obvia y natural.
Dicen las previsiones que probablemente lleguen a Cali alrededor de 12.000 personas, entre participantes y visitantes, provenientes de todo el mundo. (Dicho sea de paso, un gran acierto del gobierno proponer a nuestra hermana ciudad de Cali, como sede del magno evento, superando las expectativas de Bogotá que era la otra opción.) La COP de Biodiversidad es un espacio internacional para establecer agendas, compromisos y marcos de acción alrededor de la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos y analizar desafíos como la crisis climática, la pérdida de hábitats naturales, la sobreexplotación de recursos naturales, entre otros. Se celebra cada dos años y se reúnen representantes de más de 190 países miembros del convenio mundial, así como organizaciones intergubernamentales, no gubernamentales, sociedad civil y otros actores relevantes. ¡Qué mejor que la ciudad más importante del corredor del Pacífico colombiano sea la sede!
Imposible no pensar en un papel coprotagónico o complementario que puedan jugar el Cauca y Popayán, si somos parte inexorable del mapa del Pacífico y del componente histórico de Cali y del Valle del Cauca. Toca a los sectores gubernamentales, a los gremios, a los empresarios y a todos los estamentos sociales y económicos, estrujarse la imaginación y la voluntad de colaboración, para aparecer con ofrecimientos originales, factibles y adicionales que puedan llamar la atención de los organizadores del evento y comenzar desde temprano con los alistamientos del caso. Acerca de este evento, la prensa nacional y regional y la televisión del vecino departamento, con frecuencia casi diaria, nos da a conocer reuniones preparatorias y avances en Cali, el Valle y desde luego en Bogotá, como ciudad capital del país sede. Estimo que estamos obligados a auscultar las posibilidades que tengamos los caucanos.
Comenzaría por comentar que me resisto a creer que los especialistas en tomarse la carretera Panamericana, ya se estén “saboreando” con ese “bocato di cardinale” que les ofrece el destino… Y menos aún creo que las autoridades encargadas del orden público y la seguridad no vayan a anticipar todas las precauciones para que un evento delictuoso de estos suceda…
No soy tan cándido de proponer una agenda paralela al evento, pero si me atrevo a mencionar algunos hitos naturales e históricos que son nuestra oferta natural como: Tierradentro, el Macizo Colombiano, los volcanes Puracé y Sotará con sus entornos; el valle interandino de El Patía; los valles de Malvazá, de Las Papas y Paletará; Aguatibia y Aguahirviendo; y muchos puntos más de nuestra geografía y ecosistemas bióticos que, sin duda ninguna, me atrevo a decir que sorprenderían a muchos participantes en el encuentro.
No podemos soslayar el triste balance que casi siempre arrojan estas “cumbres” de expertos y diplomáticos burócratas, con viáticos pagados por el presupuesto nacional, con conclusiones generalmente etéreas y sin ninguna fuerza vinculante. Pero con “fe de carbonero” y “optimismo de ciclista” me empeño en llamar la atención hacia la posibilidad de algún rédito social para el Cauca, especialmente ahora, que la “esperanza nacional” está a la baja…
