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La paz no es un juego

Por José Félix Lafaurie Rivera – @jflafaurie

Hace unos días la delegación gubernamental en los diálogos con el ELN, de la cual hago parte, emitió un comunicado denunciando dos violaciones al cese al fuego: el secuestro y asesinato de un policía y el reclutamiento de dos menores; hechos que son un botón de muestra, pues más miembros de la Fuerza Pública han sido secuestrados y asesinados, más menores reclutados y más comunidades desplazadas, confinadas, limitadas en sus libertades, sometidas a una justicia espuria y a rechazar a la Policía y el Ejército.

El comunicado condena “estos hechos como inadmisibles y violatorios del DIH y del cese al fuego” y hace dos recomendaciones, una sobre mayor protección a la población civil y otra preocupante y de fondo, sobre “lograr el funcionamiento eficaz” del Mecanismo de Monitoreo y Verificación, MMV; confesión de que el Mecanismo no está funcionando.

En junio de 2023 se firmó un Acuerdo básico para la PARTICIPACIÓN como eje del proceso: el Cese al Fuego Bilateral, Nacional y Temporal, prorrogado por 180 días en febrero de 2024, con el compromiso del ELN de suspender el secuestro extorsivo.

“Obras son amores” decían las abuelas, “y no solo acuerdos firmados”, digo yo, pues vamos en 28 y el incumplimiento del ELN es constante, con violaciones en la primera fase y en la prórroga, y una “patraseada” en su compromiso de suspender las “retenciones económicas”; mientras la instancia creada para “prevenir incidentes” y clarificar e informar los hechos que puedan serlo, no logra un funcionamiento eficaz.

El MMV es una mesa de cuatro patas, con delegados del Gobierno, el ELN, la ONU y la Conferencia Episcopal, pero es una “mesa coja”, pues la representación del ELN, cuando no impone lo que se discute o no, opta por romper el cuórum y, así, desde el 18 de octubre de 2023, literalmente amordazó al MMV y congeló su papel en el proceso, pues sus informes deben ser por consenso, como establece su protocolo.

La violencia es grave en el país, pero crítica en Cauca y Nariño principalmente, con fuerte presencia del ELN, que “se desmonta por las orejas” con el cuento de que su frente Comuneros del Sur en Nariño es una “disidencia”, lo que recuerda el proceso engañoso con las Farc, que garantizaban unidad de mando y hoy tenemos Estado Mayor Central y Segunda Marquetalia como continuidad de las Farc en cuerpo ajeno, o mejor, en “cuerpo disidente”. ¿La historia se repite, mientras el MMV sigue amordazado?

Cuando una mesa está coja, tambalea y cae. La palabra y la responsabilidad histórica la tiene el ELN, porque sin MMV el cese al fuego es una burla, y sin cese al fuego no hay PARTICIPACIÓN posible de la sociedad con garantías. La paz no es un juego…, la paz es cosa seria.

Nota bene: “Ahí quieren es show mar*x!”; repudiables palabras de Gustavo Bolívar, director del DPS, en el acto festivo de tumbar la estatua del maestro César Rincón, un hombre que le dio gloria a Colombia.

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