Por: Sebastián Silva-Iragorri
El libro del Éxodo enumera 7 plagas en Egipto, pero en Colombia parece que las estamos superando. Periódicamente vamos estrenando calamidades y así nos acercamos a límites insospechados de destrucción. Pasemos a analizar primero lo que ocurre en el mundo con algunas de sus plagas actuales:
- El mal uso de la Inteligencia Artificial, que puede conducirnos a un mundo falso, confuso y totalmente alejado de la realidad. No podemos perder el arte, la creatividad y la originalidad, oficios propios del hombre. Si la Inteligencia artificial se utiliza erróneamente se puede convertir en un arma, no de construcción sino de destrucción y llevar al mundo a un torbellino de mentiras, desconfianzas e incredulidades. Es necesaria una cultura de responsabilidad en su utilización.
- Las posturas ideológicas de una parte de los medios de comunicación, que a través de sus agencias transmisoras mundiales emiten informaciones sesgadas obedeciendo a sus propios intereses en muchos campos. Esas informaciones que va llegando a todos los operarios regionales son distribuidas sin crítica alguna al grueso del público que las incorpora como realidad.
- Los conflictos con guerras, que generan la inestabilidad del mundo, el aumento desbordado del gasto militar y la proliferación de fábricas de armas pesadas que se van convirtiendo en empresas financiadoras de campañas políticas dentro de un círculo vicioso y creciente del llamado “negocio de la guerra”, sin que exista una política mundial ni un esfuerzo real de poner fin a los enfrentamientos que nos pueden colocar a las puertas de una confrontación nuclear.
- El crecimiento desenfrenado del narcotráfico, que ha permeado todas las instituciones y propiciado una pérdida total de valores que empieza a reflejarse en las actitudes de los líderes, de los gobernantes y los gobernados.
- La propagación, con financiación incluida, de organizaciones internacionales, a políticos, líderes, gobiernos y a algunas grandes empresas, de estrategias para diseñar e impulsar políticas contra la vida y las leyes naturales, como el aborto ilimitado, la eutanasia activa y la ideología de género.
- Los regímenes totalitarios, que con apariencia de democracia están acabando con las posibilidades de libertad y enriqueciendo a actores políticos con corrupciones en todas las áreas y con ocultamientos por justicias parcializadas, politizadas y con silencios complacientes. Ahora renacen las esperanzas de libertad con el triunfo de las derechas en Europa.
- Las pandemias, que han azotado al mundo y la aparición de nuevos virus y bacterias. En ocasiones existen desinformaciones por parte de las organizaciones mundiales de salud y aprovechamientos políticos.
- Hay muchas más plagas, por ejemplo, el cambio climático y usted amigo lector debe tener una larga lista, pero lo importante es ir identificándolas para empezar a eliminarlas y enderezar el rumbo.
Volvamos la mirada a Colombia con sus muchas plagas actuales como la violencia diaria cuya muestra llegó a Popayán el viernes pasado con el ataque a la sede policial. No podemos ser indiferentes contemplando una ruta que nos va acercando al destino actual de Venezuela, Cuba o Nicaragua y volvernos dependientes de Rusia, China o Irán. Pasada la pandemia no podemos aceptar que la crisis de la salud, provocada e impulsada para imponernos un modelo intervencionista de asfixia estatal, vaya a desembocar en el fascismo como generalmente ocurre.
Errores en la conducción económica nos han llevado a una caída sustancial de los recaudos y por lo tanto a recortes obligatorios del presupuesto nacional con graves consecuencias de congelamientos que pueden producir más parálisis económica y decrecimiento general.
Son pues muchas las plagas y no podemos contentarnos con mirar a sirio, la estrella brillante que guiaba a los navegantes en las noches. Tenemos que actuar de diversas maneras, repito e insisto, debemos unirnos y formar un Frente Nacional que surja como alternativa a las plagas actuales y logre la confianza suficiente para superar este momento y volver a colocar a Colombia en el amplio camino histórico de su autenticidad y destino.