Por: Sebastián Silva-Iragorri
Creo en los ángeles y en sus diversas manifestaciones en nuestras vidas y en nuestro espíritu. Si los invocamos actúan en acuerdo con la voluntad de Dios y siempre por nuestro bien. Además, cada ser humano tiene un ángel protector al cual llamamos el ángel de la guarda y que siempre está con nosotros y nos ayuda, nos protege, nos guía, sobre la base de invocarlo y respetarlo. Después de leer mucho sobre ángeles y la angelología llegué a la conclusión de su presencia en el mundo, en forma permanente y decidida. Una vez en un atardecer hermoso en Lisboa, Portugal, sentí como nunca la presencia de mi ángel protector, lo percibí, medité y escribí su mensaje mental y todo lo que allí anoté se ha cumplido, me ha servido mucho para inspirarme y poder decir y afirmar temas, ideas, proyecciones e inclusive vaticinar futuros.
Colombia está pasando por uno de sus momentos más difíciles y complicados de su historia. Casi a la fuerza se le quiere imponer una ideología a la cual es ajena la idiosincrasia del colombiano, su temperamento y su conducta. Un Socialismo, con un intervencionismo abusivo del Estado y con una improvisación total de programas, ejecutorias y políticas. Sabemos que así no se puede avanzar y que la confusión es tal que hasta los trabajadores del ministerio de trabajo han aprobado una huelga por falta de soluciones y diálogo de sindicatos y patrones.
Cuando muchos acuden a ayudas esotéricas o a videntes, astrólogos, lectores de cartas y otros prefieren a chamanes, adivinos, médiums y presuntos conocedores del futuro, nosotros apelamos a los ángeles y en especial a nuestro ángel de la guarda y con él obtenemos toda la información y sabiduría necesarias para analizar, reflexionar y tomar decisiones. Lo mejor para Colombia es dejar que Petro termine su período, con una fuerte oposición que deje constancias públicas a diario de todos sus errores y desatinos, pero aceptando democráticamente que su periodo vence el 7 de agosto de 2026. De nosotros depende recuperar el poder, hay que ganarlo legítima y popularmente, ojalá con una inmensa votación para que una vez por todas Colombia señale su ruta de libertad, capitalismo social, orden, seguridad, propiedad privada e igualdad de oportunidades. No habrá ritual capaz de romper con la voluntad unida y decidida de un pueblo en busca de su verdadero y auténtico destino.
Ese destino está en nuestras manos. Con valor y carácter tenemos que dar la lucha, con mejores ideas, con construcciones ejemplares de proyectos económicos, sociales y culturales y con la fuerza del poder de la voluntad para perseverar y ser constantes. Si logramos plasmar unos programas que unifiquen la voluntad del pueblo estaremos a pocos pasos de un resonante triunfo. “Los caminos de la vida”, en este caso contrariando a Omar Geles, si serán los imaginados, los soñados, los anhelados, siempre y cuando actuemos con objetivos claros y contundentes, sin vacilaciones ni debilidades ni retrocesos.
La historia nos enseña que la voluntad popular es la fuerza más grande que existe para manejar los avances de una Patria común. Los españoles después de más de 7 siglos lograron vencer a los moros y reconquistaron España con vocación de unidad, ojalá para siempre. El pueblo francés, luego de una revolución que sacrificó a sus propios protagonistas, consagró el orden y construyó su república salvando la libertad, la igualdad y la fraternidad. Inglaterra del colonialismo extremo pasó a consolidar una monarquía constitucional asentada hasta ahora en la voluntad mayoritaria de su pueblo. Colombia del experimento socialista saldrá fortalecida para encaminarse nuevamente por la ruta del verdadero progreso con la triple acción de estado-comunidad, sociedad privada y fuerza pública.
Nuestro Ángel custodio nos proteja e ilumine en este paso difícil, pero con final triunfante en la tarea de recuperar y reconstruir las instituciones de Colombia con la fortaleza moral de las familias como indiscutibles pilares de la nacionalidad.
