Por Juan Manuel Rincón
Mañana 9 de mayo la Plaza Roja de Moscú estará engalanada. Cuándo el imponente y brillante reloj de la Torre Spasskaya marque exactamente las 10 de la mañana, iniciará un extraordinario desfile militar. Cómo preámbulo, una gran banda militar empezará a interpretar las notas de la canción Guerra Santa, aquella que en sus estrofas dice:
¡Levántate, país enorme,
levántate para el combate mortal
con la oscura fuerza fascista,
con la maldita horda!
(…) Como dos polos diferentes,
Nosotros somos hostiles en todo:
Nosotros luchamos por la luz y la paz,
Ellos luchan por el reino de las tinieblas.
Al terminar la potente marcha, el Ministro de Defensa ruso y el comandante a cargo de este magno evento, recorrerán en limusina todos los contingentes que desfilarán, saludandolos por la conmemoración de este día, cada batallón responderá y gritará tres veces un fuerte grito de batalla. Al finalizar la revisión, el ministro de defensa subirá a la plataforma donde está el presidente de la Federación Rusa, para informarle que todo está bien y que puede iniciar la parada.
En seguida, el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Vladímirovich Putin, pronunciará su discurso, que este año tendrá un carácter especial, ya que será su primer acto oficial después de asumir por quinta vez la presidencia de la gran nación, mandato que ostentará hasta el año 2030.
Al finalizar el mensaje presidencial sonará el Himno Nacional de Rusia.
Posteriormente, seguirá el desfile de las tropas, y al finalizar la parada y honores militares, el presidente Putin junto a otros mandatarios invitados, irán al monumento del Soldado Desconocido donde honrarán con un ramo de flores rojas la memoria de los miles de soldados que han fallecido por llevar a esta gran nación a la victoria en todos los conflictos.
Al igual que en la Plaza Roja de Moscú este tipo de actos protocolarios y ceremoniosos se repetirán por todo el territorio de la actual Federación Rusa, destacando los que se hacen en la Plaza del Palacio de San Petersburgo, en la plaza del Nuevo Milenio de la exótica y maravillosa Kazàn, en la Plaza de Cinco Esquinas de la capital del Círculo Ártico, Murmansk, en el embarcadero de barcos del Puerto de Vladivostok, así como en los territorios de Crimea, Donetsk, Jersón, Lugansk, y Zaporiyia.
Aquella Segunda Guerra Mundial que comenzó en 1939, cubrió de oscuridad e incertidumbre a más de 60 países alrededor del mundo. Llegó a los territorios de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, en la mañana del domingo 22 de junio de 1941, mientras la población en general se encontraba descansando el día libre en familia.
La amenaza de la Alemania nazi lanzó una ofensiva sin declarar la guerra.
Todos los hombres jóvenes y adultos se vistieron con uniformes militares y fueron al frente. Quienes no salieron, se quedaron protegiendo sus territorios y luchando contra aquel enemigo en la retaguardia. Se declaró la Gran Guerra Patria, la guerra contra los nazis.
Aquella amenaza, como un trueno sin previo aviso se convirtió en una gran guerra y en un horror para la historia del mundo.
Transcurrió la vida en tiempos de guerra. En la primavera de 1945, los soldados soviéticos lucharon con todas sus fuerzas e hicieron lo mejor que pudieron, logrando alcanzar la ciudad de Berlín, el epicentro de la Alemania nazi. Este era un aviso de que la Gran Guerra Patria contra los invasores fascistas se acercaba a un final victorioso.
La batalla en Berlín continuó hasta el 2 de mayo. Fue un momento desesperado sobre todo cuando ocurrió el asalto al Reichstag, donde estaban reunidos los líderes alemanes.
El 8 de mayo de 1945, representantes del Alto Mando alemán firmaron un acta que puso fin a la gran guerra. El enemigo nazi se rindió.
Finalmente, el 9 de mayo se convirtió en el Día de la Victoria, una gran fiesta para toda la humanidad.
En simultáneo, las ondas radiofónicas permitieron que los colombianos de aquella época estuvieran informados de las hazañas del otrora ejército soviético.
El entonces presidente Alfonso López Pumarejo decretó días cívicos el 7 y el 8 de mayo de 1945. La capital colombiana celebró continuamente sin descanso durante 48 horas y más, miles de compatriotas marcharon con mucho ánimo detrás de la banda de la Policía Nacional por todas las calles bogotanas donde iba. Fue un momento de fraternidad, de júbilo, que exaltó la valentía, la victoria y la memoria de quienes murieron en los campos de batalla contra el nazismo. Un gesto de fraternidad que a pesar de la distancia unió a Colombia y la actual Rusia.
El Día de la Victoria es una fecha inolvidable, de alegría, de agradecimiento, de reconocimiento en vida y en memoria a aquellos queridos veteranos soviéticos por su gran hazaña en la Gran Guerra Patria. Esa guerra horrorosa quedará para siempre en Nuestra historia y en la memoria de la humanidad. Aunque han pasado varias décadas desde aquel triunfo, cada año en los primeros días de mayo todos los rusos todavía recuerdan con respeto y asombro la hazaña de sus mujeres, padres, abuelos y bisabuelos, junto con los veteranos restantes, celebran la Gran Victoria el 9 de mayo.
También, rindo homenaje póstumo y en vida a todos los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía que han fallecido y que luchan día a día por protegernos a los Caucanos y residentes en el Departamento del Cauca.
