Miedo y control

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Por Alejandro Mina Zapata

Todos en algún momento hemos sentido miedo. Cada persona tiene situaciones u objetos que le hacen sentir cierto peligro que desencadena la sensación de miedo y activa el cuerpo para la huida. Cada persona posee emociones que se dan por percepciones ante situaciones, estas emociones o reacciones no están bien ni mal, si no que cumplen con una función social, comunicativa y adaptativa. Sin embargo, por muchos años en la humanidad se han usado las emociones con fines políticos, lo cual, se convierte en una poderosa arma para el control y la manipulación

En la mitología griega, por ejemplo, se usaba a la ira de los dioses para conseguir el control emocional del otro, es decir, por medio del miedo. Maquiavelo, en su obra “El Príncipe” concluye que para un gobernante es mejor ser temido que ser amado y que el uso del miedo es el mejor método para tener al pueblo subyugado. Según Hanna Arendt, el terror es la característica esencial del totalitarismo, en medio de una ideología difusa redefinida por un líder máximo, el uso del terror y la propaganda son los mecanismos claves de control social.

Hoy en día también se usa el miedo como método de control social, y es muy efectivo. En Colombia se ha visto últimamente con el denominado “castrochavismo”, se vivió hace unos años con la ideología de género, recientemente en los debates a la reforma de salud (y en general sobre las reformas) por ejemplo, se expande el pánico de que se acabarán las EPS y se usan todo tipo de frases llamativas e incendiarias para mover a la población hacia un fin político que en el fondo obedece más a una lógica de perpetuación en el poder y corrupción, que un verdadero anhelo por combatir aquello a lo que supuestamente deberíamos temer.

Curiosamente, esos miedos afectan más siempre a los grupos que se encuentran en una posición social de desventaja, pues estos son los que sufren los embates de la incertidumbre y quienes tienen mayor riesgo en todos los sentidos debido al descuido estatal, es por eso que mediante el miedo se crean y se aumentan las desigualdades sociales. El miedo lleva a las personas a tomar decisiones que no tomarían en su racionalidad normal, y, gracias a este miedo infundido, nacen los “héroes”, los “salvadores” de la sociedad, que se convierten en figuras que se anclan a la necesidad de seguridad de las personas, sacando provecho de eso para pasar limites impunemente, ya que supuestamente son los únicos que pueden salvar de la catástrofe que inevitablemente llegará si ellos no están.

Es necesario analizar aquellos miedos que nos venden, los miedos que quieren que tengamos, aquellos miedos que han creado y continúan creando, pues si nos tienen con miedo, nos tendrán dominados. La liberación emocional que la sociedad debe dar, es vital para que racionalmente se tomen las decisiones más acertadas.

Es necesario realizar transformaciones profundas en lo que pensamos, vemos y escuchamos; en cómo digerimos la información y propaganda que se esparce en el mundo social. Solo si no tenemos miedo la libertad podrá ser una realidad.

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