Por Víctor Paz Otero.
Esta nota la empiezo a escribir con un poco de nostalgia, con esa nostalgia que prodiga el hecho de haberse terminado el ciclo de nuestra exposición colectiva de nuestros trabajos artísticos, que, durante toda la semana santa pasada, mostramos al púbico de Popayán y al numeroso público que visita la ciudad por estas épocas.
Ya durante tres años consecutivos, LA CASA ARTE, ese espacio mágico y acogedor, ha proporcionado a la ciudad un lugar de encuentro, de aproximación y cercanía entre la obra de algunos de sus artistas más representativos y nuestros ciudadanos.
LA CASA ARTE, vuelvo y lo reitero, es un proyecto de hermosa y necesaria significación para los valores que sostienen la desdibujada leyenda de considerar a Popayán como a una ciudad proclive y amante de las faenas y realizaciones del espíritu creativo, aquel que sostiene y alimenta los fundamentos del arte. Es un proyecto que pretende cristalizar un generoso empeño liderado por nuestra valiosa y muy hermosa artista plástica Maria E. Perafan simmonds, que viviendo y trabajando su arte en Francia, compromete su fervor y sus sueños, en el deseo de dotar a Popayán de un lugar, hasta ahora inexistente, donde el arte tenga una espléndida ventana que permita a todos los habitantes de nuestro universo urbano a participar y conocer lo que produce y crea la imaginación y el talento de sus más sobresalientes artistas.
La hermosa casona del barrio de la PAMBA, situada en la calle cuarta No 1-14, que antes fuera el hogar de sus padres, tiene los más amplios y mejores e iluminados espacios, para que el arte y la ciudad se integren a participar y a fortalecer un proyecto, que en lo esencial, se confunde y se fusiona con ese propósito tantas veces descuidado y hasta abandonado, de hacer que la leyenda de que Popayán se considere una ciudad culta o letrada, se corresponde y vivifique en forma verdadera ,real y concreta con esa dignificante categoría.
Al escribir esta nota se me alborotan muchas inquietudes en torno a las relaciones de Popayán con lo que hoy entendemos y asumimos como cultura; Pero no es el momento, ni viene al caso, explorar esa descuidada temática; más bien prefiero celebrar con entusiasmo y alegría el esfuerzo, ya en proceso y en marcha de consolidar LA CASA ARTE DE POPAYÁN, como una entidad permanente.
Por supuesto que no es nada fácil, en nuestro medio, darle permanencia a un proyecto de esta naturaleza. Hay que superar muchas indiferencias y apatías, superar obstáculos de diversa índole. Conseguir los recursos necesarios que posibiliten hacerlo sostenible y funcional en el tiempo, pues es algo que demanda costos elevados, así como muchos esfuerzos y mucha perseverancia. Y algo que es esencial: motivar y crear el surgimiento de un público que se interese por favorecer y comprender lo que comunica y transmite el lenguaje artístico. Todo esto exige esfuerzo y compromiso de diversos actores ciudadanos.
Pero no cabe duda, de que este proyecto, en pro y en fortalecimiento de la cultura payanesa, se fusiona de manera visceral con el propósito y el anhelo de volver a rescatar y consolidar la visión más amable y legitima de la ciudad, aquella de ser una ciudad donde la cultura y sus manifestaciones identifican la esencialidad misma de su ser histórico.
No se trata de un proyecto ni comercial ni familiar, es antes que toda la expresión de un anhelo colectivo que busca rescatar una verdadera y amable visión de ciudad, rescatar una visión que se corresponda con una tradición que ya durante siglos la ha prodigado a nuestro universo urbano u elemento y un sentido diferenciador y dignificante dentro del contexto nacional.
Un grupo de personas, unificadas en torno al propósito de asumir y promocionar los valores espirituales e intelectuales del arte, hemos venido participando durante los tres últimos años en el empeño de convertir en una realidad palpable y verdadera este propósito colectivo, este empeño y esfuerzo de construir para Popayán un espacio de encuentro y de amable aproximación tanto, existencial como social, entre el arte y los habitantes de la ciudad.
No tenemos duda que con el apoyo y la acogida de los payaneses se logrará conquistar y consolidar esta especie proyecto-sueño que quiere vivificar los mejores valores y los más altos significados con los cuales el arte expresa lo más exaltante de la condición humana.
Pretendemos colaborar en reconstruir una amable y acogedora VISIÓN DE CIUDAD. De una ciudad donde la cultura sea una urgencia imperativa, un símbolo y una realidad de su verdadero y legitimo rostro histórico.
