Por Juan Manuel Rincón
Extensa meseta iluminada por un brillante Sol y que cada día al caer la tarde se transforma en un único lienzo multicolor, una postal irrepetible que nos resplandece a quienes vivimos en esta Ciudad de la Asunción y quienes la visitan por primera vez, quedan enamorados por esa iluminación.
Oasis de vida rodeada de torrentes y humedales, que hacen que sus calles se transformen en alamedas, y que el verde esté presente en su centro urbano y todos sus rincones, inclusive en sus balcones coloridos por geranios. Museo al aire libre que podemos disfrutar al ver el aleteo de las cientos de especies de aves que pintan los cielos pubenenses.
Sendero de una amalgama de olores y sabores presidido por el maíz matambre y la papa, por amasijos, por postres, y dulces, una experiencia sensorial que nos alegra las emociones, que nos invita a todos a disfrutar del cálido ambiente de sus plazas de mercado o galerías y que siempre nos recuerdan nuestras raíces payanesas.
Baúl de recuerdos de la infancia como ver el aterrizaje y el despegue de los aviones en la terraza del aeropuerto, los paseos de colegio en la cabaña, ir al matiné dominical en el Teatro Popayán y tiempo después ir a la única sala de cine, el Teatro Anarkos, hacer las tareas en la biblioteca del extinto Banco del Estado y disfrutar de las exposiciones de arte nacional e internacional y el festival de tríos, que organizaba y alojaba esta entidad bancaria en su auditorio y sala de exposiciones, los disputados juegos intercolegiados y los torneos de basquetbol en el coliseo La Estancia, elevar cometas en El Tablazo, comer frito en la trece, comprar álbumes de Panini y dibujos animados e intercambiar láminas en el 5 y 6, comer empanadas en las toldas del puente de la 11 en el Cadillal y frente al Inem, recorrer los callejones del demolido Hueco y comprar la tecnología en el boom de los cassettes, los Cd, tomar cerveza y escuchar música en El Muro, tomar gaseosa La Reina, hacer llamadas a larga distancia y enviar telegramas en TELECOM, comprar cassettes, vinilos y Cd en el Eco Musical, ver las fuentes iluminadas del Parque Carantanta y el Terminal…
También vienen a la memoria comercios de antaño que marcaron una generación de payaneses como Antonio Nariño, Carulla, el Albert; el Ley, Óptimo, Pilco, Valher, Muebles Pizano, Almacén Glamour, los restaurantes Punto Rojo, Lo Máximo, Las Graditas, La Parrilla y La Viña, Supermaxi, los centros comerciales Anarkos y Mundo Center, el Servimos, Librería Macondo, Baudilia, Papelerías Castillo y Luz, el Hotel Chayaní, Residencias Americanas y el Hostal El Bosque, el club de Pesca y Caza, la panadería Vitapan…
Son muchos momentos, lugares, sentimientos, experiencias, palabras que nos evoca Popayán y muchos que faltan por vivir, por construir, por anhelar, por disfrutar.
¡Feliz Cumpleaños Popayán! 487 años de historia. Un camino de visión y hermandad que nos falta por recorrer y que seguiremos construyendo juntos.
