Por Juan Manuel Rincón
La ciudad de Sochi, en el sur de Rusia, logró convertirse de manera exitosa en el centro de la juventud mundial. Durante 8 días – 1 al 7 de marzo de 2024-, las instalaciones hoteleras, de servicios, la Universidad de Sirius y el Parque Olímpico- construido para los juegos olímpicos de invierno de 2014-, fueron los escenarios de los diferentes eventos que se realizaron durante el Festival Mundial de la Juventud, un evento que se realizó por un decreto del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Vladimirovich Putin.
Las bajas temperaturas de esta localidad cercana al Mar Negro se desvanecieron por la calidez, la hospitalidad y el respeto y la tolerancia de sus habitantes, quienes dieron la bienvenida a los más de 10 mil jóvenes provenientes de 180 países y 10 mil más originarios de otras regiones de Rusia, quiénes fueron voluntarios de este magno evento.
Los miles de jóvenes participantes, viajaron durante varios días largas distancias para estar presentes en este espacio, que les dio la oportunidad de reunirse armoniosamente para dialogar, aprender, compartir fraternalmente como habitantes de un mismo planeta Tierra.
Las barreras idiomáticas, sexuales, étnicas, religiosas, generacionales, económicas, educativas, no fueron ningún obstáculo para que estos adolescentes y jóvenes alzaran la voz y propusieran soluciones reales y concretas frente a diferentes problemáticas que se están presentando en los cinco continentes, tales como conflictos bélicos, migración, pobreza, injusticia, cambio climático y sostenibilidad, entre otros.
El Festival Mundial de la Juventud también les permitió a los jóvenes asistentes impulsar sus proyectos relacionados con el medio ambiente, la educación, la cultura, el deporte, la medicina ya que tuvieron la oportunidad de conocer gobernadores de regiones rusas, científicos, inversores privados rusos, chinos, jeques árabes y un sinfín de personalidades del mundo, que prefieren invertir en el desarrollo de un futuro lleno de bienestar para las próximas generaciones, antes que aportar al crecimiento de las guerras que hay actualmente en el mundo como lo hacen sin medida algunas organizaciones occidentales.
El Festival cumplió su principal objetivo: ayudar a construir conexiones entre jóvenes y personas activas de todo el planeta, quienes tendrán que construir juntos un futuro común: un mundo multipolar basado en la cooperación y la búsqueda de un equilibrio de intereses.
Una centro de diálogo multicultural e innovación
Después de viajar más de 16 horas en avión desde Bogotá hasta Sochi, pasando por Panamá y Estambul. Ir al territorio ruso en este momento, es llegar a una zona de tranquilidad, armonía, paz, a un país abierto a la recepción de extranjeros para poder enriquecerse culturalmente y asimismo aportar desde su experiencia al conocimiento de los foráneos. Es una gran nación con una gran riqueza cultural, histórica que está abierta al diálogo internacional, con una gran visión de futuro, de innovación y de oportunidades.
Sochi es una bella ciudad rodeada por el Mar Negro, que actúa como un verdadero protector, que se lleva a sus profundidades los deseos de violencia y venganza que se envían desde el otro lado de este inmenso ecosistema marino.
Rusia no es la imagen catastrófica que los medios de comunicación colombianos y occidentales quieren mostrar, es un país que avanza, que no se detiene ante los bloqueos injustos, que se mantiene firme por el trabajo y la lucha de sus ciudadanos, de sus científicos, de proteger valores como su identidad y la familia, que día a día a través de la educación y la ciencia construyen un futuro más justo para toda la humanidad.
Colombia Presente
Una delegación integrada por más de 20 jóvenes originarios de varias regiones de Colombia entre ellos indígenas de los pueblos Awá, Pastos y Yanacona, tuvieron la oportunidad de participar en las actividades realizadas en Sochi y mostrar la cara positiva de Nuestro País.
El Departamento del Cauca también estuvo presente en esta gran plataforma internacional, quien escribió este texto tuvo el honor de ser seleccionado por la organización del Festival Mundial de la Juventud para participar, posicionar al Cauca en el mundo y ayudar a fortalecer la diplomacia cultural y de cooperación binacional entre Colombia y Rusia, un país que durante muchos años ha abierto sus brazos para recibir a todos los colombianos en sus universidades, ciudades, empresas y otras delegaciones.
La participación de la delegación colombiana y la mía, fue posible gracias al acompañamiento de Daria Litova, coordinadora para Colombia, Perú, el Caribe y otras zonas de América Latina, quien siempre estuvo acompañando todo el proceso desde antes que se abriera la convocatoria, la selección de participantes hasta la clausura del Festival.
Es necesario decir que todos los gastos de los participantes de la delegación colombiana y los invitados especiales, fueron asumidos en su totalidad por el gobierno de la Federación Rusa, desde su traslado de Colombia a la ciudad de Sochi, alojamiento, alimentación, entre otros.
A diferencia de otros países como Cuba, Venezuela, Vietnam, Sudáfrica, entre otras naciones africanas y asiáticas, el gobierno colombiano no envió ningún delegado del gobierno nacional, ni de la embajada de Colombia en Rusia que representara a Nuestro País en este evento, tampoco apoyó a los jóvenes participantes, ni atendió sus solicitudes pidiendo respaldo oficial.
La Familia, la Igualdad y la Multiculturalidad pilares de un Mejor Futuro
El espacio denominado “Aeropuerto Internacional del Festival Mundial de la Juventud” ubicado en la Universidad de Sirius fue el escenario de la ceremonia de clausura de este evento mundial.
El momento más importante de este cierre fue la intervención del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin quien durante más de una hora manifestó sus pensamientos.
Primero envió un saludo a los participantes destacando las siguientes palabras de su discurso:
“¿Cómo consiguieron crear esta ciudad mundial de la juventud? ¿Cómo sí son tan diferentes? Pero al parecer, hay algo que nos une a todos. Hoy en Rusia los llamamos nuestros valores tradicionales. Éste es el fundamento de nuestra vida, de nuestra existencia. Esto significa que hay algo que nos une a todos. Y lo primero que me viene a la mente es que a pesar de que nos vemos diferentes(…)
– entender que somos diferentes en apariencia, en color de piel, tal vez en otros aspectos, pero hay algo que nos une a todos. ¿Qué es esto? ¡Sí, todos somos personas! ¡Y todos somos iguales!
Y si todos somos iguales, entonces no hay lugar en el mundo para ningún tipo de exclusividad. No hay lugar en el mundo para ningún tipo de arrogancia, segregación y todos los fenómenos que se basan en este suelo distorsionado de la exclusividad de nadie.
Todos somos iguales desde el momento en que nacemos. Todos somos iguales desde el momento en que lo somos, gracias a mamá y papá, y así es como nace la gente hoy en día; no hay otra manera, ni siquiera con la tecnología moderna. Siempre hay un principio masculino y femenino.
«Uno de los lemas del Festival de hoy es «Empecemos juntos el futuro». Consideremos que el futuro ha comenzado. Pero depende de ustedes los jóvenes cómo será”.
Posteriormente, algunos participantes le hicieron algunas preguntas, entre las respuestas a descargar están:
En relación al Festival Mundial de la Juventud expresó:
“Lo que quiero enfatizar. No competimos con nadie, no queremos demostrarle nada a nadie. Estamos contentos de ver a nuestros amigos. Lo que es muy importante es que no organizamos esta reunión y foros similares para algún tipo de fachada, como decimos. Este no es algún tipo de evento promocional, es sustancial. Y su esencia es reunir personas que piensen aproximadamente como nosotros, aproximadamente, porque no todas las personas pueden pensar de la misma manera, que se adhieran aproximadamente a los mismos principios y valores que nosotros y que quieran trabajar juntos para lograr un resultado positivo. para ellos mismos, para sus seres queridos, para sus países. Estamos abiertos a este trabajo”.
Sobre la importancia de los pueblos indígenas presentes en América Latina y Rusia resaltó:
“Para nosotros es muy importante preservar las culturas de los pueblos pequeños, las culturas nacionales y las tradiciones. Éstas son nuestras raíces y para todos los pueblos que habitan el vasto territorio de la Federación de Rusia son sumamente importantes porque preservan nuestras tradiciones y nuestra cultura.
No tengo nada en contra de la cultura pop, pero entendemos lo que es y, por supuesto, también es necesaria. Pero vuelvo una vez más: el alma del pueblo, por supuesto, está en las tradiciones y las culturas nacionales. Y aquí, por supuesto, tenemos algo de qué hablar, hay algo que está en demanda, podemos y debemos intercambiar información, experiencias en esta importante área y transmitirnos toda la belleza de las culturas nacionales”.
Y sobre la nación rusa:
“El alma rusa. Esta es una sustancia tan compleja. En cualquier caso, tenemos algo que nos distingue de otros países del mundo.
¿Qué es? Coexistimos y nos desarrollamos en una diversidad de culturas, religiones y tradiciones. Todo esto en conjunto es un espacio que nos permite, de año en año, de década en década, de siglo en siglo, intercambiar no solo el código genético entre nosotros, porque en Rusia surgen muchas familias mixtas, sino también el intercambio cultural. código.
Se está creando una determinada comunidad, una única nación rusa. Se basa verdaderamente en esos valores que hoy llamamos tradicionales, aunque no seamos muy conscientes de cuáles son.
En este sentido, la cultura general rusa es hasta cierto punto única. Es interesante, diversa y realmente tiene sentido conocerla mejor, entender, especialmente para las personas que viven fuera de Rusia, qué es. Muy importante, muy útil y muy bonito. Por eso estamos listos para trabajar con ustedes – los jóvenes-”.
