miércoles, junio 26, 2024
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The Plush Ripper

Por Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc

Capítulo I_59.

Wolf Creek Nuclear, El desastre nuclear en suelo americano. Capítulo Final.

Un joven miembro de una secta cristiana fundamentalista, una mujer de treinta años, muy hermosa, rubia de cabellos semejantes a fibras de costal y un joven nativo americano ecologista fanático, planeaban rociar con ricina la planta del acueducto de New York. La ricina es una toxina orgánica proveniente de las semillas de ricino (Ricinus communis); puede usarse como arma biológica: es ampliamente disponible, fácil de producir en grandes cantidades a costos bajos y la tecnológica de producción es básica. Su acción en el cuerpo consiste en bloquear la síntesis de proteínas en el cuerpo humano provocando la muerte celular. Su ingestión, inhalación o inyección causa daños a los órganos, y luego la muerte. Su toxina es más mortal que el veneno de cobra y miles de veces más que el cianuro. Desde hace mucho tiempo, las potencias mundiales han tratado de desarrollarla como arma biológica, y aunque no se sabe a ciencia cierta quién lo ha logrado, cientos de fanáticos de todas las tendencias han atacado mortalmente con esta arma.

Después de los acontecimientos en las torres gemelas del 11 de septiembre del 2001 hubo ataques con ántrax a través del servicio postal estadunidense. En estos, cinco personas murieron y decenas fueron infectadas; los costos de limpieza de los lugares infectados fueron altísimos. Bruce Edwards Ivings, un científico que trabajó en una base militar, fue hallado culpable. Su objetivo eran políticos que se oponían a la implantación de leyes más conservadoras que vulneraran los derechos individuales. En este caso como muchos, el microbiólogo Iving solo funcionó como cabeza de turco: la ultraderecha y elementos radicales de izquierda estaban detrás de todo el entramado. Los miembros responsables de este atentado y del ataque a la sede de un edificio federal en Oklahoma City el 19 de abril de 1995 nunca fueron capturados. En el ataque al edificio gubernamental murieron 168 personas, entre ellos 19 niños que estaban ubicados en una guardería dentro del mismo; los heridos ascendieron a más de 680 personas. La explosión de la bomba alcanzó un radio de 16 manzanas, destruyendo 324 edificios y docenas de automóviles.

La bomba, colocada en un carro cerca del edificio, fue hecha con fertilizantes. Fue encontrado culpable un ex soldado de la guerra del Golfo, Timothy James McVeigt. Él, igual a miles, tenía como libro de cabecera Los diarios de Turner, la novela distópica escrita por William Luther Pierce.

Los bioterroristas llamados Célula Alfa derramarían grandes cantidades de ricina en el sistema de acueducto de New York. No les importó ser capturados o muertos, aunque, para evitar filtraciones, al estilo de los fanáticos en la antigüedad, portaban una pastilla de cianuro para ser ingerida en caso de emergencia.

Varios Caballeros de la Orden de los musulmanes, de Los Asesinos del Viejo de la Montaña y Los Rabitas de España fueron advertidos de esta perversión y habían tomado vuelos en avión a Estados Unidos. Las señales de esta maldad llegaban a ellos a través de sueños, interpretación matemática de las estrellas, estados de éxtasis y también por el uso de métodos modernos como las IA que se adentraban en la Deep Web y traducían las conversaciones en clave de todos los pervertidos y fanáticos. Desgraciadamente, todo coincidía.

Estos Caballeros hacían ceremonias de iniciación y religiosas de acuerdo con su fe, por si acaso morían en el intento de evitar un ataque terrorista. Sus alertas, enviadas a los organismos de inteligencia americanos, habían fracasado, pues nadie les creería. Todos pensaban que América estaba viviendo una etapa de paz y quietud debido al desastre nuclear.

Una furgoneta gris con el nombre de la empresa privada que servía de control a las reparaciones eléctricas en la planta de tratamiento de agua Catskill-Delaware, se dirigía hacia ella. Era un 19 de abril, fecha escogida como homenaje a la voladura del edificio gubernamental. Los tres escogidos solo eran miembros prescindibles; los líderes de estas organizaciones, en cambio, eran personas intocables, miembros de logias de contra-iniciación incrustadas en sus fuerzas armadas, sus organismos de inteligencia y su propio congreso. Shirley estaba allí guiando estos grupúsculos.

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