martes, julio 2, 2024
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The Plush Ripper

Por Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X @moldergc

Capítulo I_52.

Los experimentos: Los Alpes, el grimorio perdido. Parte Final.

La guardia del recinto se encontraba distraída: todos estaban en la sala del comedor discutiendo acerca del paso a seguir. Un brujo detectó una helada y extraña corriente de aire y regresó al complejo mientras gritaba a varios guardias de la SS para que lo acompañaran. Cuando llegó, vio el desastre ocurrido y la fatalidad por suceder: el brujo se encontraba arrodillado recitando los mantras para acabar de liberar al Demonio. Entonces, sacó su Luger y le disparó un tiro en la nuca; luego corrió y salió al segundo complejo, abrió una pequeña trampilla oculta en el piso y accionó una palanca. En cuestión de minutos, toda la edificación empezó a volar en mil pedazos de adentro hacia afuera. El círculo central se vaporizó, el fuego creado por la explosión se expandió y corrió por todo el laberinto igual a una serpiente ígnea, alcanzando el segundo círculo para luego llegar el exterior. Los alemanes, reunidos en el comedor, murieron sin darse cuenta; toda la montaña se vino abajo debido al fuerte temblor. El edificio, construido sobre un piso de dinamita, cumplió su misión. Los precavidos nazis lo habían diseñado así por si algo salía mal.

Todos tuvieron una muerte horrible. Los que vivían en la superficie fueron tragados por el hundimiento y la tierra bendecida por la Providencia se cerró sobre ellos. Los demonios que habían llegado a nuestro mundo quedaron atrapados en esa cárcel de tierra. Quizás las paredes, llenas de símbolos mágicos, los contuvieron o el brujo no pudo revertir el hechizo de contención. Nunca se sabrá con exactitud, pero la tierra alrededor quedó maldita: la hierba, hoy en día, es grisácea, no produce alimento y ningún animal habita el lugar. Toda alma que aparece por allí muere en forma desgraciada, ya sea suicidándose o tirándose al abismo que produjo el colapso de la tierra. No obstante, los espíritus malditos intentan todos los días y a toda hora pasar a nuestra dimensión. En el presente, fieles nazis usan la radiestesia en esa tierra desolada para buscar el grimorio perdido junto al demonio ahí encerrado para pactar de nuevo con él.

El fracaso del experimento en el Forschungslabore, el único en su clase dedicado a la práctica de la magia negra, traería graves consecuencias. Las medidas desesperadas tomadas en todos los campos políticos y militares para cambiar el curso de la guerra resultaron ser un fiasco: el Reich, que duraría mil años, llegaba a su fin. Entre estas medidas, sobresalieron por su barbarie sin efectos prácticos los llamados Werwolf -los hombres lobos- quienes ejecutaron actos desesperados de terrorismo contra el ejército aliado, siendo precursores del terrorismo actual que detentan los fanáticos musulmanes. Solo con la contraofensiva de las Ardenas y el uso de armas muy avanzadas para su época, se buscaba la salvación de Alemania.

El pacto con espíritus inmundos exige un sacrificio de sangre perenne. Antes de la rendición alemana el 7 de mayo de 1945, hubo dos acontecimientos atroces que las SS ejecutaron: el primero, la purga contra aquellos que hablaban de rendirse y pactar la paz. Bajo esta consigna, muchos nazis, SS, brujos, científicos, miembros de las logias oscuras, familiares o no de los hombres del desastre del Forschungslabore, fueron ejecutados en la horca, y otros muchos en extraños rituales. El segundo evento consistió en inundar el metro de Berlín por orden directa de Hitler. Ahí, en ese lugar lleno de civiles alemanes que se refugiaban de los bombardeos continuos de los aliados, murieron ahogados miles de inocentes.

Aparte de esto, la matanza en los campos de concentración no debía detenerse sino continuar a toda costa. Para los nazis, la pérdida de la guerra sería aceptable siempre y cuando el último de sus enemigos pereciera. Eran los sacrificios finales que se ofrecían a las fuerzas de la oscuridad para cambiar el curso de la historia. Sin embargo, los demonios ya los habían abandonado.

Como siempre afirmaron los brujos en su momento, el nacionalsocialismo, igual a muchas otras sectas en la historia de la humanidad, era un medio para lograr un fin. Los nazis habían servido lealmente a la causa, pero ya debían consumirse en su propio holocausto. Hitler fue solo el profeta de aquél que lo devoraría todo.

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