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Tranquilas. No pasó a mayores

Por Socorro Corrales Carvajal

… en lugar de desmantelar el Esmad, este gobierno optó por impulsar una reforma. Fue así como terminamos con la “nueva” Undmo, que es más de lo mismo, cómo se comprobó ese viernes 8 de marzo.

Carolina Botero, El Espectador, 14 de marzo

Escribo indignada y a manera de pálidas réplicas de los atropellos a las movilizaciones de Bogotá, Medellín y Cali. Pálidas porque esos atropellos, que algunas sintieron que fueron acciones contra las marchantes, pueden ser interpretados sin mayor trascendencia, pues parece que fueron solo en tres ciudades. Pálidas réplicas de mi parte, de columnas en El Espectador y la Corporación jurídica Libertad, una ONG con 30 años de trayectoria defendiendo derechos, que dan cuenta amplia de lo sucedido: Falta de medidas de protección y acompañamiento de las autoridades a las movilizaciones que cada año son más nutridas para conmemorar las luchas por los derechos de las mujeres. Para demandar mayores compromisos para que estos derechos sean parte estructural de las administraciones gubernamentales con mecanismos eficientes de protección, y de apropiación ciudadana por el Bien común.

Photo shared by Corporación Jurídica Libertad / CJL on March 13, 2024 tagging @cajar.colombia, @cinep_ppp, @vivalaciudadania, @colectiva_justicia_mujer, @tembloresong, @doslatinas.comunidad, @ciudad_movimiento, @corporacionvamosmujer, @mujeres_movimiento, @defender_la_libertad, @mujeres_que_crean, @voragineco, @volcanicasrevista, @somosjacarandas, @movicecol, @mujereslibrescolombia, @comitedesolidaridad, @movice_antioquia, @mesahumanitariaant, and @ciudadaniaspaz. May be an image of poster and text that says '#8M2024 #MANIFIÉSTATE Alertamos sobre la falta de garantías para las manifestaciones sucedidas a nivel nacional con ocasión del 8M. Exigimos a las autoridades nacionales locales tomar medidas para disfrute pleno del derecho fundamental a la protesta socialy a la manifestación pública. COMPARTIMOS Hechos: tomados del denuncia pública Fem inista DDHH Un Rostro Colectivo (SURC), ası como de las hechas por colectivos en iudad de Medellín. Recomendaciones:Proyect de ey estatutaria 270 de 2023 Observación general 37 e ONU. PARTICIPANDO.CO'.

Ojalá en otras ciudades, lugares y movilizaciones no haya ocurrido nada preocupante y la conmemoración del ocho de marzo haya contado con la debida protección de los organismos que deben garantizar su función pública, sin intimidaciones, sin violentar la libre expresión ciudadana, ni los debidos procesos. Sin poner en riesgo la integridad personal y organizativa. Sin ahondar más en la percepción de desconfianza en la fuerza pública. Sin ignorar, perder o minimizar que los derechos de las mujeres aún no son debidamente reconocidos, comprendidos y defendidos.

Mi indignación partió desde la llamada de mi hija que participaba en la movilización de mujeres en Bogotá. Ay qué susto sentí. Oí su voz agitada, asustada, con rabia. Me contó que les tocó salir a tientas de la Plaza de Bolívar, a donde llegó la movilización, porque el Esmad

-Hoy, Undmo, Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden-, les tiró aturdidoras. La Plaza estaba a media luz, no podían correr por el encerramiento como supuesta medida de protección, como si las movilizaciones de mujeres el 8M fueran de antemano ataques a los bienes públicos. Traté de calmarme, me dije “siquiera no pasó a mayores”. No obstante el miedo se apoderó de mí. Me repetía, uy a oscuras, sin poder correr, sin nadie que las protegiera, puedo pasar lo peor. Un recuerdo me nubló. En un pueblo del Norte del Valle en el que hice mi bachillerato, asesinaron a un estudiante que junto a otros compañeros de colegio celebraran la salida a vacaciones. Lo mató un militar, cortaron la luz y el asesino huyó de inmediato. Recuerdos de miedos y pánicos deben ser muchos.

A pesar del largo tiempo que ha pasado de un riesgo eminente como el que afrontaron las mujeres en Bogotá, y de procesos de autosanación que hemos implementado las mujeres, los miedos son impactos que quedan de tantas violencias, formas de discriminación y amenazas que siguen latentes. Como relata la abogada Carolina, el 14 de marzo. “Afortunadamente la comparación resulta exagerada, pero mientras esperaba noticias de mis hijas, mi mente viajó al museo de la masacre de Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México. Allí el museo hace memoria para que no se repita la ratonera en la que la policía convirtió la plaza ese 2 de octubre de 1968 para miles de estudiantes que protestaban. En Bogotá no hubo tragedia pero “los errores” dan escalofríos”. De este recuerdo no es difícil inferir que no era solo mi miedo e indignación. Lo que pasó no solo en Bogotá sí pasó a mayores. No puede ser mayor un hecho violento solo cuando hay montones de muertes. Es mayor, grave e increíble que alcaldes que dicen garantizar los derechos no hubieran ingeniado una forma de acompañamiento y de recibimiento a la movilización de mujeres, una forma distinta a la intimidación, atropellos, a la desprotección.

Intimidación como señala la periodista Catalina Ruíz Navarro. “…diga lo que diga el alcalde, les niñes pueden y deben protestar, es su derecho fundamental e inalienable, y además les necesitamos en las marchas, porque las luchas de los movimientos sociales necesitan un compromiso intergeneracional. Parece que Galán cree que echándonos al ESMAD va a desincentivar la acción directa, y esa equivocación daría ternura, si no fuera porque está violentando personas y reprimiendo derechos. La indolencia, la represión y la violencia de la fuerza pública lo único que logran es avivar nuestras ganas de romperlo todo”.

El director de cine, Rubén Mendoza, también expresa su indignación: “Sobre una vergüenza del 8. Lamento mucho los eventos que vivieron algunos grupos de mujeres que se juntaron a limpiarse las lágrimas de “un llanto muy viejo”, pero sobre todo a celebrar lo conquistado, contra todo pronóstico y toda lógica, a contarse los nuevos sueños, a juntarse a celebrar la vida que tanto cuidan” Rubén cedió su columna a la carta que le envió la dramaturga caleña Genny Cuervo, de quien replico un fragmento: “ … las mujeres de Cali nos tomamos la Plazoleta de las banderas y colgamos una bandera verde con un claro mensaje de nuestras luchas. …un grupo de las barras del América, aludiendo a que no les gusta el color verde y que es su espacio de encuentro de cada ocho días, bajaron nuestro mensaje, agrediendo a algunas mujeres y usando su tendencia a la violencia para amedrentarnos y sacarnos del espacio… No les importó la razón del encuentro o qué solo íbamos a estar allí un par de horas; no les importó nada. Ni siquiera que ayer nos reunimos con un dolor muy grande, porque los casos de feminicidio han aumentado de forma alarmante o que las mujeres nos sentimos a merced de un virus que va en aumento y nos vemos solas en esta defensa”.

En el Editorial de El Espectador, del mismo 14, también podemos percibir los riesgos y la falta de protección a las movilizaciones de mujeres “Los alcaldes de Bogotá y Medellín, quedaron en evidencia ante sus deplorables respuestas a lo ocurrido En Bogotá, la Policía utilizó herramientas de aturdimiento contra las manifestantes en una plaza de Bolívar a oscuras y el mandatario distrital se demoró varias horas en salir a dar explicaciones tibias y confusas sobre lo que había ocurrido. Mientras tanto, Gutiérrez, que anda buscando posicionarse como superhéroe contra la criminalidad, ha difundido un cartel buscando a mujeres que habrían cometido actos de vandalismo durante las protestas. A pesar de sus discursos, contrastan las promesas de protección a las mujeres cuando el país sigue sumido en una ola de feminicidios, violencia sexual e impunidad… Las mujeres están haciendo reclamos desesperados ante un Estado indolente y no se ve urgencia alguna en la respuesta a esa realidad”.

El Video de la Corporación jurídica libertad CJL, que pide replicarlo, es otro testimonio de denuncia https://www.instagram.com/corpojuridicalibertad/ De indignación o enardecimiento de varios colectivos feministas. Mi artículo es pues una pálida réplica porque es difícil recoger y retransmitir columnas y videos que relatan con solvencia detalles, ponen reflexiones, preguntas, denuncian y reafirman lo mucho que falta en Colombia para erradicar el machismo, para que la movilización así sea de protesta, goce de garantías. Para que las violencias contra las mujeres tengan mayor atención, sean de preocupación individual y colectiva.

Pudo ser peor. Una expresión quizá de consuelo cuando sentimos miedo. Puede ser insignificante escribir o retomar sobre lo que pueden parecer hechos aislado y minúsculos comparados con los cruentos hechos que todos los días son muestras en Colombia de las distintas violencias y sangrientos hechos, a los que no escapan las mujeres, como el asesinato en Toribio de la lideresa, indígena Nasa Carmelina Yule, el domingo pasado.

¿Cuándo podremos pues las mujeres salir tranquilas a las calles, a lo público, al escenario sine qua non de lo público, a festejar y exigir los derechos logrados. Derechos que incluyen la libre expresión y movilización con ideas creativas y reivindicativas de las luchas históricas en defensa de cuerpos y territorios libres de violencias? ¿Solo será posible cuando se promulguen más leyes, más decretos o normas que no se cumplen? ¿O cuando haya gobernantes sean hombres o mujeres garantes de los derechos a la protección e integridad ciudadana? Gobernantes convencidos de que los derechos de las mujeres son principios y valores indispensables en una democracia, en un Estado social de derecho como lo consagra la Constitución, que es un texto bello como lo dice la excandidata a la Fiscalía, la magistrada Angela María Buitrago. Constitución que aún tiene capítulos sin desarrollar y otros tantos resquebrajados o malinterpretados, como los concernientes a la equidad de género.

Pueden ser ¿hechos aislados, no trascendentes o minimizados? ¿Noticias y titulares que pasan desapercibidos? O ¿Noticias (en)cubrimiento? ¿Dónde están tantos y tantas que pregonan romper los moldes de género en Colombia? Dónde están los recién posesionados alcaldes que dicen proteger a las mujeres, que dicen garantizar los derechos a una vida digna, que en sus gobiernos no toleraran las violencias, agresiones y desmanes. No vemos sus reacciones, reflexiones, solidaridades, sus escritos, sus pronunciamientos de los acosos públicos que vivieron las mujeres en Cali y Bogotá y Medellín.

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