Quise comenzar mi editorial con esta frase tan mexicana a riesgo de ser juzgada. Pero la expresión “¡Viva México, cabrones!” ha sido una de las más emblemáticas y resonantes en la cultura mexicana, especialmente durante las celebraciones del Día de la Independencia. Esta frase, que puede parecer grosera a simple vista, lleva consigo una carga emocional y cultural profunda, positiva, distinta a nuestro país. En México, “cabrón” tiene una connotación positiva, en otros lugares de Latinoamérica, dependiendo del contexto y la entonación tiene otro significado. En el caso de esta expresión, se utiliza para evocar un sentido de orgullo y resistencia, encapsulando el espíritu indomable de la nación mexicana.
Y eso es lo que ha sucedió con Claudia Sheinbaum que empieza a hacer historia al ser elegida como la primera mujer presidenta de México, un logro monumental en una sociedad que ha sido tradicionalmente machista. Con una abrumadora votación, Sheinbaum, de formación científica, ha consolidado su lugar en la política mexicana. Antes de su candidatura presidencial, se desempeñó como jefa de gobierno de la Ciudad de México, donde implementó políticas progresistas en áreas como el medio ambiente y la igualdad de género. Su trayectoria ha sido marcada por un enfoque científico y una firme convicción en la justicia social.
La elección de Claudia Sheinbaum como presidenta no solo representa un avance significativo en términos de igualdad de género, sino que también plantea una reflexión enorme sobre el estado de la sociedad mexicana. Durante décadas, México ha estado dominado por una cultura patriarcal que ha relegado a las mujeres a roles secundarios en la política y la vida pública. La victoria de Sheinbaum es un testimonio del cambio gradual en las percepciones y actitudes hacia las mujeres en el poder.
En su carrera, Sheinbaum ha demostrado que la competencia y la eficacia no tienen género. Su enfoque basado en la ciencia y su compromiso con la justicia social han resonado con un electorado ansioso por un cambio real y tangible. Sin embargo, su elección también subraya las luchas persistentes que enfrentan las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública en México. Aunque Sheinbaum ha roto el techo de cristal, su presidencia debe ser vista como el comienzo de un proceso más amplio de transformación cultural y estructural.
Y Mientras celebramos este logro histórico, es crucial recordar que el verdadero cambio requiere un esfuerzo colectivo y continuo. La frase “¡Viva México, cabrones!” encapsula este espíritu de resistencia y orgullo, resonando con una nación que mira hacia el futuro con esperanza y determinación. Por eso comienzan los artistas y el pueblo mexicano a recordarle que: “Compañera presidenta, es preciso que te llamen compañera. Hoy llegaste por fin, Claudia, después de 200 años, eres la primera presidenta de México y no vas a estar sola. La mayoría en este país somos mujeres y estaremos juntas en esta lucha”. “¡Viva México, cabrones!
