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Afrontemos la realidad. Actitud positiva

Por: Jesús Alberto Aguilar Guerrero.

Para nadie es desconocido la tensa situación que vivimos en el territorio caucano, y conocedores de esta situación intentemos promover el servicio del encuentro entre las personas y de la solidaridad entre todos; con este mensaje, quiero invitarles a reflexionar sobre el fundamento y la importancia de nuestro estar en relación, y redescubrir, en la vastedad de los desafíos del contexto actual, el deseo del hombre que no quiere permanecer en su propia soledad. Reconociendo que, por un lado, nuestros quehaceres sirven para que estemos más en contacto, nos encontremos y ayudemos los unos a los otros, pero por otro, se prestan también aún uso para manipular con la finalidad de obtener ventajas personales, sin el respeto debido a la persona y a sus derechos; de esta manera los estoy invitando a abrir el camino al diálogo, al encuentro, a la sonrisa, a la caricia…esta es la red que queremos. Una red hecha, no para atrapar sino para liberarse, la unión se funda sobre la verdad, sobre el “amén”, con el que cada uno se adhiere al cuerpo de este tiempo, acogiendo a los demás.

Cambiemos de actitud, pongamos buena cara, porque en estos días de intenso frio, se palpa el aliento de las personas respirando mientras caminan envueltos en abrigos, chaquetas y busos, con las manos en los bolsillos; mientras que las crestas de los montes están cubiertas de una densa neblina, pero hay gente que tiene su corazón caliente y no importa el frío de las calles; personas que tienen una razón para vivir; seres felices y saben amar, que saben convertir todas las cosas duras de la vida en algo bueno, algo positivo, tienen esperanza, confían en Dios, aman a su prójimo y se esfuerzan por mantener un clima de paz y calor en sus hogares, en su trabajo y en especial con la comunidad que los rodea. Pero, ¡qué duro debe ser que ahí fuera haga frio y el corazón congelado, hecho hielo, también!, frio por fuera y frío por dentro; hielo es la desesperanza dejar arrancar día a día los restos de confianza a los que uno se agarra para seguir viviendo; hielo es el rencor y el oído que va pudriendo poco a poco de modo irremediable tantos corazones. ¡que frialdad tan dura, es el miedo a la vida, al futuro, a la vejez, a la enfermedad y a la soledad! Ahora necesitamos que salga el sol dentro de nosotros mismos; el sol de la esperanza, del amor, optimismo, de la paz interior; tenemos que esforzarnos a nosotros mismos y, antes que nada, obligarnos a creer que el sol, puede salir en nuestra vida.

Hoy me fui de reflexión, al conocer cómo varias personas caen sin vida en un área de combate donde la guerra de agudiza entre las fuerzas del estado y grupos armados ilegales; pues el que desespera de todo puede tener muchas razones y excusas; pero también algo de culpa porque penas, sufrimientos, apuros económicos, contratiempos, están repartidos en la vida de todos, pero ahí está también la mente, nuestra mente, para buscar soluciones a los problemas, y unos la usan y otros no. Ahí están nuestras manos para trabajar y algunos les dan uso y otros no; ahí esta Dios que si ayuda a los que confían; pero unos le rezan a ese Dios y otros le dan la espalda; ahí están las oportunidades que ofrece la vida, pero unos las buscan y otros se excusan diciendo que nada se puede hacer. Estimados lectores, el sol de la esperanza puede salir y de hecho sale en la vida de todos los que se esfuerzan así mismos, teniendo una actitud positiva, esforzándose a esperar lo mejor y a luchar por salir adelante a pesar de todo; pues no puedo controlar el clima de afuera, pero si el interior de mi espíritu; los problemas lo pueden quebrantar a uno si se deja, pero pueden fortalecerlo si los enfrentas como retos magníficos, encontrando un futuro halagador. Advierto que no soy psicólogo, mucho menos consejero sentimental, solo que hay que dar razón de nuestra esperanza a quien nos la pida, nuestra responsabilidad es dársela. Eludirla es cobardía, asumir el mal tiempo con dignidad es nuestra grandeza; la imagen que demos a los demás es decisiva para que el mundo nos crea. Hasta aquí esta crónica, esperando la redención en este territorio azotado por la violencia y la desesperanza, donde se requiere de manera urgente la inversión social por parte del gobierno nacional.

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