Por Jesús Fernando Vega Muñoz. Pbro
Nosotros podemos descubrir que Jesús esta siempre con nosotros pues él lo ha prometido, sus palabras están siempre llenas de consuelo, de fortaleza, y con estas palabras de amor que viene de Dios, podríamos cambiar muchas cosas en el mundo que nos rodea, por eso, debemos comprometernos con el dolor ajeno y no quedarnos atados al pasado, con cuestionamientos que pueden entorpecer nuestro caminar personal y también eclesial.
La barca es la Iglesia, y en esta barca, aunque muchas veces quizá Jesús parece dormir, la experiencia nos muestra que siempre está presente (Mt 18,20) las tempestades, los huracanes, los problemas, las dificultades que muchas veces nos toman por sorpresa, nos pueden hacer perder la confianza en la misma barca, como también en nuestra fe en el mismo Jesús.
Llegarán las crisis y nos harán cuestionar muchas veces quizá la intervención de Dios en nuestras vidas, porque hemos puesto la confianza en los ídolos modernos, el dinero, el placer, la fama, el hedonismo que nos aparta de Jesús y nos hunden en sombras, en dudas.
Jesús siempre esta con nosotros para darnos fuerza y llega para iluminarnos en estas sombras en las que nos hemos sumergido por la falta de fe y de confianza en Dios.
Quizá muchas veces hemos gritado al Señor por las pruebas de la vida y le decimos ¿Por qué te quedas callado y no haces nada por mí? Sobre todo, cuando parece que todo termino y que me hundo porque `veo que las puetas se sierran y el proyecto que tenia puesto en mi vida parece desvanecer.
En esos momentos donde desaparece la fuerza para seguir luchando porque falta la salud por un diagnostico que no me esperaba y me hace sentir temor o porque me falta trabajo. Etcétera. En esos momentos nos sentimos casi que nos hundimos por la tempestad que ha llegado.
Pero hay algo importante que debemos tener en cuenta y que nos han dicho nuestros padres. “Después de la tormenta llega la calma”
No perdamos la fe pues Jesús aun en esos momentos difíciles, aunque creamos que duerme y no hace nada, él está ahí presente, él solamente espera es que lo invoquemos, pero no solo es invocarlo sino involucrarme con él.
Postrémonos ante Dios y digámosle Señor sálvanos y solamente él calmara esa tempestad por eso vallamos al Señor y dejemos nuestras preocupaciones en él, despierta tu fe, sacúdete un poco, despierta a Cristo que esta en tu corazón
