Por: Jaime Patiño – jaime.patino@gmail.com
Desde hace varias semanas hemos visto que algunos connotados, pero no tan queridos personajes del sonajero político, han venido pronunciándose directa o indirectamente respecto a los 100 días de gobierno de los actuales mandatarios, especialmente por sus iniciativas. Aquellos ex mandatarios que en algún momento de nuestra historia (unos recientes, otros no tanto), tuvieron la valiosa oportunidad de gobernar nuestros destinos por elección popular, pero que hoy están alejados de toda posibilidad de participar, principalmente por sus propias acciones.
Se presentan discusiones y ataques inocuos que simplemente desnudan la añoranza de un pasado mejor para ellos, un pasado que contempló las mieles del poder para estos autores intelectuales que no lograron que sus candidatos ganaron las campañas electorales del año pasado, pero que de haber sido diferente el resultado, hoy estarían en un estruendoso silencio en el comienzo de las administraciones actuales. Si tuvieran su participación burocrática, los titulares y comentarios serían muy diferentes; supongo que se ha de sentir como un guayabo post-mandato.
Es evidente el fin de intentar mantener a la opinión pública ocupada y dedicada a especulaciones y debates de corrillos que buscan socavar la imagen de los gobernantes actuales frente a su electorado y a la ciudadanía en general.
La dinámica política induce que esta es y será, la antesala a las nuevas elecciones para elegir a los nuevos parlamentarios, lo que convertirá el día a día en una larga tensión y permanente presión, o para reencaucharse en los gobiernos a los que no ayudaron a elegir con el fin de que sean silenciados a punta de “mermelada”, o también para hacerse notar y sacar a la palestra las nuevas “soluciones para nuestras vidas” a punta de estrategia política con la exposición de nuevos y viejos candidatos.
El lema: “confunde y reinarás” lo logran principalmente por el desconocimiento público de muchos de los temas que se presentan como una panacea o como “grandes descubrimientos”, no dejan de llegar las supuestas denuncias de posibles casos de corrupción, que se llenan de gozo cuando son los primeros en señalar a su prójimo.
En mi percepción personal considero que no hay valor cívico cuando se señala, pero no se actúa en favor de ayudar a la ciudadanía otorgando su conocimiento y su visión, es como si simplemente se creyera que algún día volverán a gobernar por interpuesta persona y que para lograrlo hay que buscar la destrucción política de su adversario de campaña.
Los gobiernos deben, repito, ¡DEBEN! evaluarse luego de su recorrido, luego de sus cuatro años y no a los primeros cuatro meses de su recorrido. Permitan que se presenten los debates de ciudad y de departamento en las corporaciones y que desde allí se desprendan las respectivas discusiones, como en momentos de antaño en los cuales ustedes fueron los que propusieron.
Incidir no debe ser sinónimo de destruir, pues la mayoría de exmandatarios alguna vez pensaron que “la política era la extensión de los negocios” y craso error el que podrían cometer en una guerra de ciegos, donde el tuerto será el rey; aún existen boquetes abiertos que suponen muchos riesgos para todos.
Es mejor cerrar capítulos, reinventarse para bien, seamos capaces de avanzar, ojalá juntos y sin prebendas, y si no podemos aportar por “egos”, dejemos trabajar a los que hoy están liderando. De esta manera no se logrará nada para ustedes, no se logrará nada para sus amigos, y mucho menos, no se logrará nada para el desarrollo que se requieren en las comunidades.
