Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt
Fracasar es un proceso complejo porque trae consecuencias internas y externas, cuando las personas se han preparado para lograr una meta y fallan en el intento, se genera frustración, angustia y sentimiento de culpa entre otros. Es necesario identificar las circunstancias que llevaron al contexto del fracaso y validar los puntos que fallaron en el progreso para evitar repetirlos en un nuevo intento o en una meta diferente. En este artículo se discutirá el poder del fracaso desde el punto de vista de las lecciones aprendidas y se presentarán diferentes estrategias para evitar la rumiación una vez ocurra el suceso y se supere la etapa de duelo.
El duelo existe cuando hay una pérdida, una decepción o una meta que se ha buscado durante un periodo de tiempo no se logra. Es fundamental entender el contexto y permitirse pasar por las diferentes etapas, en una línea de tiempo generalmente se presenta la negación, el enfado, la depresión, aceptación y posteriormente el aprendizaje. El transcurso por cada etapa o la ausencia de algunas depende del contexto del fracaso y las condiciones circundantes de la persona.
Es posible que fallar en una entrevista de trabajo no presente mayor incidencia en una persona que busca cambiar de entorno y puede continuar en su ocupación actual. Por otra parte, cuando una persona está desempleada y enfrenta una crisis por inseguridad alimentaria, fallar en la entrevista de trabajo puede traer problemas mayores y generar cuadros asociados con la depresión. Debido a esto, cada circunstancia es diferente y no es posible generalizar, indicando que la resiliencia es una cualidad que permite mejorar la respuesta al fracaso, en un contexto aislado es racional esta afirmación, pero el entorno de la persona determinará su respuesta y el tiempo de recuperación.
Definir metas no alcanzables es el primer paso para identificar fracasos anticipadamente, de igual manera podría generarse un entorno propicio para el aprendizaje y crear destrezas adicionales que permitan enfrentar mejor situaciones posteriores, especialmente cuando las personas conocen sus limitaciones y anticipadamente toman una experiencia como un proceso para el desarrollo personal. Por ejemplo, cuando un futuro orador se prepara para sus primeras intervenciones, puede practicar durante largas horas frente al espejo y en sus primeras intervenciones en público no logra manejar los nervios, lo cual permitiría intuir que algunos miembros del público tomen esta situación como un fracaso. Este caso puede asociarse a un fracaso “consciente” que permite capturar puntos de falla para próximas ocasiones.
Cuando el sentimiento del fracaso se incrementa por el contexto circundante, es necesario reflexionar si las metas se buscan para un logro personal o hacia terceros. Las personas pueden buscar metas que generen visibilidad, lo cual es normal hasta cierto punto, pero las metas que buscan la autoaprobación de los grupos tienen un componente negativo, cuando las personas fallan, reciben un “castigo” social que puede acentuar el sentimiento negativo asociado con el fallo.
Finalmente, se recomienda buscar las metas en silencio, es preferible mostrar un resultado luego de varios intentos a generar expectativas en las personas y crear un una decepción colectiva cuando estas no se logran.
