Inicio OPINIÓN PALOMA MUÑOZ Inti Raymi: Celebración de gratitud y renovación cultural

Inti Raymi: Celebración de gratitud y renovación cultural

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El Inti Raymi, una de las festividades más significativas de los pueblos andinos, se erige como un símbolo de gratitud hacia la Pachamama (Madre Tierra) por su generosidad en permitir una buena producción y cosecha de productos tradicionales. Esta celebración ancestral, se llevó a cabo el 24 de junio, que se remonta a la época de la civilización Inca, se caracteriza por la presencia de música y danza, reuniendo a más de un centenar de conjuntos en un acto de comunión y agradecimiento.

Históricamente, el Inti Raymi era una ceremonia religiosa dedicada a Inti, el Dios del Sol, que iniciaba cada solsticio de invierno en junio y se extendía por 15 días. Durante estos días, se realizaban diversas danzas y sacrificios. Las crónicas narran cómo el Inca recibía al sol de rodillas con los brazos abiertos, vertiendo chicha en una tinaja de oro y repartiendo carne entre los asistentes tras el sacrificio de ganado.

En 1572, la celebración del Inti Raymi fue prohibida por ser considerada pagana, pero continuó practicándose de manera clandestina. No fue sino hasta 1944 que, gracias a los esfuerzos del historiador Humberto Vidal Unda y el escritor Faustino Espinoza Navarro, el Inti Raymi resurgió públicamente, con la participación del presidente peruano Manuel Prado Ugarteche. Desde entonces, la festividad se celebra cada 24 de junio y, en 1977, se declaró feriado no laborable en el departamento de Cusco. En 2001, Perú reconoció al Inti Raymi como Patrimonio Cultural de la Nación.

El Inti Raymi se celebra en varios países andinos, incluyendo Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador, cada uno con sus rituales particulares, pero con un común denominador: la adoración al Dios Sol. En 2020, el Parlamento Andino declaró al Inti Raymi como referente cultural inmaterial de la región Andina, subrayando su importancia y simbolismo.

La globalización ha añadido nuevas capas a esta celebración, creando un espacio para el encuentro de migrantes andinos de diferentes países, reforzando su identidad y sentido de pertenencia a una comunidad común. El Inti Raymi no solo visibiliza a esta población frente a una sociedad más amplia y, a veces, excluyente, sino que también enfrenta los estereotipos que enfrentan los migrantes, incluso por parte de las instituciones.

En los últimos años, transformaciones políticas significativas en países como Ecuador y Bolivia han resultado en nuevos pactos entre ciudadanos nacionales y el Estado, reflejados en nuevas constituciones que reconocen el carácter plurinacional de estos países. Estos cambios han activado y modificado el papel de las embajadas, reconociendo la diversidad de expresiones de distintas nacionalidades y defendiendo los derechos de los migrantes. Esta nueva política exterior busca una relación más horizontal con la “madre patria” y se refleja en la participación de representantes de las embajadas en el Inti Raymi.

El Inti Raymi es una celebración que articula múltiples planos simbólicos, respondiendo a la complejidad histórica de las poblaciones andinas. En una sociedad abigarrada, esta festividad no solo preserva tradiciones ancestrales, sino que también se adapta y renueva en el contexto de la globalización, reafirmando su relevancia cultural y social en el mundo contemporáneo.

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