Por Juan Carlos López Castrillón
Popayán adolece de los problemas habituales de una ciudad intermedia y quienes hemos gobernado esta ciudad trabajamos – con mayor y menor éxito – en su resolución, partiendo del entendido que esos esfuerzos son permanentes, dado que estas dificultades nunca estarán plenamente resueltas.
Hay dos grandes debilidades en el propósito de superar las principales problemáticas ciudadanas: la carencia de recursos propios y la ausencia de una planeación a largo plazo (verbigracia no hay un banco de proyectos fuerte, con diseños actualizados, que visione obras que tomarán varios gobiernos o en ocasiones se toma la decisión de no dar continuidad a proyectos en curso).
Sin embargo, tenemos dos excepciones ejemplares: el Plan de Movilidad adoptado hace más de 10 años (del cual hacen parte la avenida de Los Próceres y las obras ejecutadas y por terminar de Movilidad Futura) y el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).
Este último es – sin duda – el elemento más importante para poder planificar el desarrollo de Popayán a largo plazo. En su culminación serán objeto de debate la protección ambiental y el concepto eterno que dice que se debe planificar alrededor de la disponibilidad de agua. Y ahí llegamos al punto central de este artículo, que tiene que ver con los requerimientos de agua potable para los próximos 30 años.
¿De dónde va a salir el preciado líquido que se requiere para soportar el crecimiento de la ciudad?.
Sin esa respuesta las áreas de expansión del nuevo POT serían un saludo a la bandera.
La solución se empezó a construir hace algunos años y tiene como eje un proyecto fundamental: la ampliación de la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP) de Palacé, (que abastece el 70% del agua de la ciudad), el cual logramos que fuera viabilizado técnicamente en el año 2023 por parte del Ministerio de Vivienda, después de muchos meses de trabajo intenso en su planeación y diseño.
Esta ampliación duplicaría la capacidad de agua potable de esa planta, pasando de 500 a 1000 litros por segundo, lo cual garantizaría por tres décadas el abastecimiento de este líquido para el casco urbano y una parte del sector rural.
¿Qué le falta a este proyecto? La financiación. Son alrededor de 70 mil millones de pesos.
El tema quedó sobre la mesa con el gobierno nacional. Lo conversé hace un año con el Presidente Gustavo Petro y con la Ministra de Vivienda, Ciudad y Territorio, en la búsqueda de un modelo que permita que el Gobierno nacional aporte la mayor parte de los recursos y que a nivel regional y municipal se cofinancie lo que quede faltando, teniendo en cuenta su importancia estratégica.
En menos de dos meses (junio) se vence la viabilidad técnica, ojalá esta administración haga la tarea de gestionar su cierre financiero, pues es la obra estratégica más importante para el crecimiento sostenido del municipio y la parte técnica ya está hecha, aprobada y viabilizada.
En el proyecto del Plan Municipal de Desarrollo presentado al Concejo Municipal el pasado martes, esta obra aparece referenciada brevemente en la página 212 en un renglón del cuadro de obras del Acueducto.
Ojalá en la discusión de este Plan los honorables concejales tengan la visión de resaltar su gran importancia estratégica
