Popayán, en el sur occidente colombiano, es única al celebrar dos eventos el primero de mayo: una procesión católica al Santo Ecce Homo y una marcha sindical por el Día Internacional del Trabajo. Mientras en otros lugares se destacan las marchas laborales, en Popayán la tradición religiosa y cultural se hace presente con una procesión arraigada que perdura a lo largo del tiempo.
Por REDACCIÓN EL NUEVO LIBERAL
Popayán, la histórica ciudad del sur occidente colombiano, se destaca por ser el único lugar en el mundo donde se celebran dos eventos significativos el primero de mayo: una procesión católica venerando al Santo Ecce Homo y una marcha sindical en conmemoración del Día Internacional del Trabajo.
Desde 1938, una Junta Pro Culto al Santo Ecce Homo de Belén ha organizado la tradicional procesión de subida del Santo Ecce Homo el 1 de mayo, una ceremonia arraigada en la devoción católica de la región. Esta procesión, donde tradicionalmente los hombres alumbran con cirios, recorre desde el templo de San Francisco hasta la colina de Belén, un recorrido emotivo que dura casi tres horas y congrega a una multitud de fieles que puede llegar a cincuenta mil personas.
Mientras que en muchos lugares del mundo el primero de mayo se conmemora con marchas sindicales y reivindicaciones laborales, en Popayán se vive una excepción notable. La procesión del Santo Ecce Homo es una tradición arraigada que ha perdurado por más de 80 años, marcando la identidad religiosa y cultural de la ciudad.
La devoción al Santo Ecce Homo se remonta al siglo XVIII, cuando la imagen tallada en madera fue venerada por primera vez en el Santuario de Belén. A lo largo de los años, esta celebración se ha convertido en un símbolo de unidad y fe para los habitantes de Popayán, destacando su arraigo en la identidad católica de la ciudad.
Sin embargo, el primero de mayo también es un día de conmemoración y lucha para los trabajadores en Popayán. La ciudad, tradicionalmente católica, ha sido testigo de la coexistencia de estas dos celebraciones: la procesión religiosa y la movilización sindical que reclama derechos laborales al Estado.
El contexto histórico de la ciudad también es relevante. Durante el siglo XX, Colombia experimentó importantes transformaciones políticas y sociales, incluyendo la llegada del liberalismo al poder en 1930 con Enrique Olaya Herrera. Este período estuvo marcado por una ola de violencia política y social, así como por el surgimiento de movimientos obreros que buscaban mejores condiciones laborales.
Las protestas obreras en la década de los treinta fueron impulsadas por condiciones laborales precarias, como salarios bajos, jornadas extenuantes y falta de seguridad social. El gobierno liberal de Olaya Herrera respondió adoptando medidas reformistas para atender las demandas de los sectores obreros, marcando así un momento crucial en la historia laboral y política de Colombia.
En resumen, la dualidad del primero de mayo en Popayán refleja la riqueza cultural y la complejidad histórica de la ciudad. La tradición religiosa y la reivindicación laboral se entrelazan en un día emblemático que representa tanto la fe como la lucha por la justicia social en esta ciudad colombiana única en su género.
Foto Mario Omar Fernández
Foto Caracol Radio.
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