martes, julio 2, 2024
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Padre e hijo

Por Diego Fernando Sánchez Vivas

El recuerdo más nítido de mi padre se remonta varios años atrás, cuando de su mano recorríamos la antigua plaza de ferias de nuestra ciudad, y en medio de un estruendo colosal, observábamos el apacible trote de los caballos y la imagen tranquila y despreocupada de sus crías que pastaban en cómodos establos, mientras en los distintos escenarios se mostraban peces de formas inverosímiles en grandes acuarios, y plantas de todas las especies adornaban con sus hojas y flores, espacios que hoy ya no están.

Evoco con nostalgia esa casa grande donde aprendí gracias a él y a mi madre el gusto por la lectura, fascinado entonces por los relatos de Verne y las aventuras de Salgari en un mundo apenas comprensible que se iba extendiendo a medida que las hojas de los libros se agotaban. En medio de pilas enteras de textos de contabilidad superior y de antologías poéticas de autores universales, pude divisar un libro que contenía en su interior la magia inconcebible de sacar genios de lámparas, y de tejer tapetes y alfombras voladoras. Narraba dicho texto mágico, el relato de una princesa oriental que para no morir por la furia de su esposo el califa, lo entretenía contándole una historia maravillosa que dejaba inconclusa para el día siguiente, dicha proeza duró mil y una noches.

En los diciembres alrededor del pesebre y la cena familiar nos compartían relatos de sus tiempos de niño, y escuchábamos con mucha atención sus consejos siempre relacionados con la honestidad y la conducta que debe acompañar a toda persona de bien, siendo él, ejemplo de una vida dedicada a su trabajo por más de treinta años al servicio del Estado, sin un solo llamado de atención y con la satisfacción del deber cumplido, hoy retirado de los avatares de la vida diaria, pero con una gran lucidez y vitalidad.

Todo esto lo recuerdo al escuchar una vez más, la sentida canción del músico británico Cat Stevens “Father and Son “, ” Padre e Hijo”, que narra los consejos que un padre da a su hijo cuando este decide irse del hogar, le expresa que no hay prisa, le dice ” Tómate tu tiempo/ piensa en todo lo que tienes/ pues todavía estará aquí mañana/pero puede que tus sueños no/”.

En los Estados Unidos hay una canción emblemática del compositor ya fallecido Dan Fogelbert que se titula ” Leather of the Band”, la cual podríamos considerar poesía hecha música, es un homenaje que hace el autor a su padre y en algunos apartes le dice:“Sus medios suaves de esculpir almas/me tomó años entenderlo/el líder de la orquesta está cansado/ sus ojos están envejeciendo/ mi vida ha sido un intento / de imitar a ese hombre/ sólo soy el legado / de líder de la orquesta/” y termina la canción: ” Te agradezco por la música/ y por tus historias del camino/Te agradezco por la ternura/ y por los momentos en que fuiste duro/ y Padre creo no te dije/te quiero lo suficiente/ pero tu sangre corre a través de mi sangre/ y tu canción está en mi alma/ mi vida ha sido un intento/ de imitar a ese hombre/sólo soy el legado/ del líder de la orquesta”.

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