Por: Jesús Alberto Aguilar Guerrero
Es la manifestación religiosa, de trascendental importancia histórica, la cual reviste un compromiso anual con su representación artística, con una fiel copia del drama litúrgico que se celebra en cada sema santa, en cuya devoción y esfuerzo han sido perseverantes desde el año de 1937, gracias al sostenimiento, la defensa y el engrandecimiento de las suntuosas procesiones que recorren las principales calles del centro histórico de Popayán Cauca. Cada año los propios, se complacen en recibir y dar la bienvenida a los peregrinos y visitantes que arriban a la bien llamada Jerusalén de América, que tendrán la oportunidad de observar y presenciar, los imponentes desfiles sacros como trasuntos vivos de la fe de un pueblo que a través de los siglos han mantenido estos timbres suntuosos y a la vez austeros de la religiosidad como cívica tradición cuatricentenaria.
Popayán, que aún conserva los rasgos que se forjaron con el paso del tiempo, de una vieja ciudad que pese haber soportado algunos sismos; conserva su atuendo añejo de la arquitectura armónica, y su trazo ajedrezado encerrando sus ricos valores de estilo colonial; en el presente mes la expresión elocuente de Popayán es la semana santa, donde la fe y la cultura son los atributos que magnifican el arte religioso de las procesiones, las cuales comenzaron después de la fundación de la ciudad, plasmando la historia del pueblo payanes, y hoy en día se complementa con el Festival de Música Religiosa. Los payaneses raizales y los que habitan en esta capital son los principales anfitriones en los siete días que dura esta fiesta religiosa, para lo cual desde ya organizan y realizan las invitaciones necesarias para que realicen el recorrido y conozcan de cerca La Catedral y su Torre del reloj, Las Iglesias de La Ermita, Belén, San Agustín, San José o Iglesia de la compañía, San Francisco, El Carmen, Santo Domingo, El Panteón de los Proceres, El puente del humilladero, El paraninfo de la Universidad del Cauca, El Teatro Guillermo Valencia, Las Haciendas de Yambitara, Calibio, Antón Moreno, los museos de las casas Valencia, Mosquera, Ayerbe, Negret, Martínez, Museo de Arte Religioso, de historia natural, de arte moderno y por supuesto el museo de la Semana Santa.
Esta celebración esta por llegar, para lo cual desde ya nos alistamos espiritualmente como físicamente para estar a la altura de este evento religioso, ya que la Semana Santa es el acontecimiento que por su excelencia, es el mas importante de nuestra ciudad, donde se engalana la tradición que reúne a payaneses, con turistas que nos visitan participando activamente de las procesiones que año tras año se realizan, para lo cual se hacen convocatorias para que acompañen los desfiles sacros ya sea como alumbrantes, espectadores, con fervor y respeto que estos actos merecen. En esta ocasión resaltamos la participación de la mujer, las señoritas que luciendo los mejores atuendos típicos realizan el papel de las sahumadoras, las cuales se ubican delante de los pasos sahumando las imágenes, los cuales vienen desde la antigüedad que significaban realizar rituales de limpieza y protección contra las malas energías, ya que como su nombre lo indica significa “perfumar con humo aromático”; para lo cual utilizan en muchas ocasiones carbón y una mezcla de sahumerio, incienso y mirra, elementos estos que usaron los tres reyes magos; estas lindas damas llevan en sus manos, cogidos unos braseros de metal donde transportan la resina aromática para sahumar, el paso asignado; haciendo la presencia visible de la mujer en las procesiones constituyéndose como una de las figuras importantes en las noches procesionales, las cuales avanzan con sus figuras amorosas delante de los tronos, con su pebetero que expele deliciosos aromas, representando la gloria más eterna que la efímera del paso de palio que se va alejando por las calles, al son de la música y redobles de los tambores de las bandas que acompañan los desfiles y el paso firme del carguero, metáfora viva de la vida. LA SEMANA SANTA EN POPAYAN, es algo mágico, considerado en cada vivencia de la palabra, y se produce en la capital de Cauca, cada año.
