El reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos es una exigencia central del movimiento campesino en el Cauca. Esta demanda se basa en la necesidad de que el Estado y la sociedad en general reconozcan la importancia y la dignidad del campesinado, no solo como productores de alimentos, sino como custodios del territorio y la biodiversidad.
El campesinado ha sido históricamente marginado y desprotegido, a pesar de su contribución fundamental a la economía y la cultura del país. El reconocimiento como sujeto de derechos implica una serie de garantías y protecciones legales que abordan la tierra, el trabajo, la educación, la salud y la participación política. Es una demanda por justicia y equidad, buscando revertir siglos de exclusión y violencia estructural.
Por eso han constituido escenarios de movilización e interlocución con el Estado como la “Mesa Campesina” en la que han empleado diversas formas de movilización y diálogo para avanzar sus demandas. Estas incluyen marchas, protestas, ocupaciones de tierras y diálogos directos con representantes del gobierno. La articulación de estas acciones busca visibilizar las problemáticas y forzar la inclusión de las demandas campesinas en la agenda política nacional.
Estos espacios de interlocución con el Estado son fundamentales para avanzar en la construcción de políticas públicas que reconozcan y protejan los derechos del campesinado. Sin embargo, la persistencia de amenazas y violencia, en los territorios de enfrenamientos y hostigamientos de grupos armados, subraya los riesgos y desafíos que enfrentan los líderes campesinos del Cauca en su lucha.
La Mesa Campesina del Cauca, a través de PUPSOC, CIMA y ahora están vinculados los campesinos del Pacífico Sur ha jugado un rol crucial en la defensa y promoción de los derechos territoriales y el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos. En un contexto de violencia y amenazas constantes, estas organizaciones ponen en riesgo sus vidas porque continúan su lucha por un modelo de desarrollo sostenible y justo. El reconocimiento y la protección de estos derechos son esenciales para la paz y la justicia social en Colombia. La capacidad de las comunidades campesinas para influir en las políticas ambientales y culturales, especialmente en eventos internacionales como la próxima COP 16 en Cali, es un testimonio de su resiliencia y determinación.
Hoy lleno de intimidaciones al movimiento campesino del Cauca, con el presunto complot armado contra los delegados de la Coordinación Departamental del PUPSOC refleja una grave amenaza más para la seguridad y la estabilidad en el Cauca. La respuesta de los movimientos sociales, con su llamado a la comunidad nacional e internacional, es un acto de resistencia y defensa de los derechos humanos. Es crucial que las autoridades competentes tomen medidas inmediatas para proteger a estos líderes y garantizar que su trabajo pueda continuar sin amenazas.
