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Sobre reelecciones

Por CARLOS E. CAÑAR SARRIA – carlosecanar@hotmail.com

En una democracia, como característica esencial está la alternancia del poder, para evitar que quienes lo ostentan se perpetúen e impidan la participación de otras opciones.

La verdad, siempre nos hemos opuesto al reeleccionismo, cualquiera que sea; de alcaldes, gobernadores, congresistas y, desde luego, del presidente de la República.

Así no les falten ganas a quienes han resultado de la elección popular, el reeleccionismo no es conveniente para el país ni para el régimen político democrático. Ya bastante se tiene con los periodos de poder constitucionales, incluyendo ese Congreso maloliente y renuente al cambio que tenemos.

Es más, con respecto a la reelección de mandatarios locales y regionales no han existido argumentos válidos para evidenciar el excelente desempeño de los mandatarios y por lo tanto, reelegirlos se convertiría en un sin sentido. Quizá casos excepcionales se han dado, de mandatarios que hubiese ameritado darles continuidad inmediata.

Es respetable la concepción de quienes afirman que no resultaría desatinado ratificar electoralmente de manera inmediata- no indefinida- a quienes se han destacado por una excelente labor en beneficio de las comunidades. Indefinidamente no, porque es un hecho que se contrapone a la democracia que entre muchas virtudes, reiteramos, presupone la alternancia en el poder. Dar permanencia indefinida a los gobernantes degenera las administraciones y abona terreno para abusos y desmanes. Quienes detentan el poder, terminan convertidos en reyezuelos absolutos, lo cual se contrapone a los procesos de construcción de una auténtica democracia.

La verdad es que la gente quiere ver en los cargos de dirección diferentes caras y no a los mismos como si éstos fuesen insustituibles. La filosofía de que tocó reelegir a los mismos porque no hay más o no hay con quién, demuestra la falta de líderes y la carencia de una cultura política democrática que haga validar la creencia de que las instituciones o el país no se acaban si no se mantienen indefinidamente a los mismos de siempre.

Insistimos en que gobernar es resolver problemas. Gobernantes candidatos, se pasarían en campaña utilizando a su favor los recursos públicos. Preocupados más por su reelección que por las condiciones de vida de la gente.

En la actual coyuntura nacional, lo que se debe hacer es dejar gobernar al presidente de la República, Gustavo Petro, y no pretender satanizarlo con el sofisma de que quiere la reelección. Siempre, el presidente ha sido categórico en el sentido de que no le atrae la reelección y su periodo irá hasta el 2026 al tono con la Constitución Nacional. Quienes más endilgan al Presidente el apego a la reelección, son aquellos que en el pasado abusaron de la reelección y de la permanencia en el poder.

El presidente Petro es un demócrata y no está interesado en que su nombre pase a la historia como un maníaco del poder.

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