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¿Somos capaces de construir un mundo mejor en el Cauca?

Foto Cric.

Por Nancy Muñoz Barona – Antropóloga

Ante los actuales hechos de violencia y desorden en el Cauca, que nos llenan de dolor, desesperanza e indignidad, porque nos sentimos inermes e indefensos frente a la capacidad de fuerzas oscuras para interrumpir y quebrantar nuestra cotidianidad, tranquilidad y armonía, surgen cientos de interrogantes que rondan en mi mente y en la de muchas otras personas. Este escrito, motivado por el interrogante que lo titula, tiene como propósito provocar un llamado a la reflexión, para que, a través de un ejercicio de ciudadanía activa y propositiva, empecemos a unir pensamientos, voces y acciones, para encontrar caminos que nos permitan salir de esta encrucijada, pues si algo debemos reconocer en el Cauca es la capacidad de resiliencia de nuestra gente para encarar las adversidades ya sean estas de orden natural o político, que han marcado nuestra historia desde tiempos remotos. Debo advertir que las opiniones aquí expuestas ameritan un análisis más profundo, que no es posible de abordar en un escrito para un medio periodístico.

Comúnmente escuchamos en los medios y en el voz a voz de muchas personas que los detonantes de este caos en el Cauca están anclados en el modelo centralista y abandono del Estado, en la falta de liderazgo regional y gobernabilidad, etc. No voy a negar esta realidad, que desde luego tiene una alta cuota de incidencia en nuestra situación, pero es importante que pensemos en la posibilidad de otras causas, que desafían nuestra mente o quizá limitan nuestro propósito para construir un mundo mejor.

A riesgo de ser calificada como romántica o ilusa, estoy convencida que muchos de nuestros grandes males están centrados en los paradigmas que rigen nuestras vidas. Estos paradigmas inventados y analizados por especialistas de diferentes disciplinas, creo que se convierten en un aporte importante para encausar nuestra reflexión.

El paradigma del TENER, diferente al paradigma del “SER- HACER – TENER”, dio lugar al desarrollo de imaginarios, creencias, comportamientos y actitudes en nuestra sociedad, infortunadamente reforzados por un modelo educativo que puso la mira en el desarrollo de conocimientos, competencias, habilidades y destrezas, para el trabajo, antes que profundizar en el conocimiento, reconocimiento, entendimiento y comprensión de nuestro SER, en un territorio diverso, reconocido en nuestro marco Constitucional y legal como pluriétnico y multicultural.

El problema no es que seamos un territorio diverso, de hecho, esta realidad representa una gran fortaleza, el problema está en que, en el Cauca, cada grupo poblacional asentado en un mismo espacio geográfico estableció su propio ring para derrotar al otro, sin conocer y mucho menos preocuparse por ese “otro”. Para nadie es un secreto que en el Cauca a un sector de la población lo vacunaron contra los indios, los negros y todo lo que fuera diferente, al estándar de la sociedad dominante; los indios a su vez, amparados en su cosmovisión y cultura ancestral

como pobladores originarios de este territorio, con un alto nivel de organización, convicción e identidad, desarrollaron un Superyó en el que no tienen cabida otros actores sociales; los negros por su parte, amparados en la Constitución de 1991, alzaron sus banderas y sus voces para construir y reivindicar su etnicidad; los mestizos, al igual que lo que acontece con la clase media, quedaron en la mitad de este reparto identitario, tratando de aprovechar y equilibrar los aportes de unos y otros para sobrevivir. Este modelo de polarización que se replica en otras instancias de la sociedad como la política, la religión y la economía, sumado a los egos personales de muchos caucanos, ha dado lugar, como lo señala la Psicología, a una sobrevaloración de cada uno y al desarrollo de impulsos, deseos y satisfacciones que generalmente trasgreden las reglas sociales y los derechos de unos y otros, de ahí que el paradigma del TENER , que no solo se refiere a la riqueza económica, sino al poder, se instala como prioridad en las mentes de quienes habitan el territorio.

Sabemos que existen muchos tipos y características de las reglas sociales, pero quizá la característica más problemática es que estas NO son el resultado de acuerdos entre los distintos grupos poblacionales, situación que ha limitado la posibilidad de construir una visión conjunta de Caucanidad, que nos pueda unir alrededor de un propósito común, sin detrimento de las particularidades de cada grupo poblacional.

A propósito de la Caucanidad y conscientes de la realidad antes descrita, quiero traer a la memoria algunas estrategias y decisiones que en el pasado se tomaron desde el Gobierno Departamental:

1) Elaboración y publicación de la letra y música del Himno del Departamento del Cauca, a cargo del Doctor Gustavo Wilches y composición musical a cargo del Maestro Jaime Gómez Vignes. Esta composición musical no es simplemente una formalidad, es un hecho simbólico que, con gran fuerza comunicativa, nos convoca a unir voluntades, entre los distintos grupos poblacionales, para que alrededor de un propósito común, podamos construir el camino hacia un mundo mejor. Lamentablemente, aunque esta pieza musical se usa en la mayoría de los actos protocolarios, mientras transcurre su trasmisión, ronda un profundo silencio entre los asistentes, porque ni siquiera nos hemos tomado el trabajo de aprender su letra, mucho menos a entender la importancia de su mensaje.

2) Elaboración y publicación del libro Cauca: Territorios Posibles, que reunió a un selecto grupo de intelectuales de diversas disciplinas, para analizar de manera sintética y con sentido crítico diversos aspectos del Departamento del Cauca, con el fin de ayudar a transformar la mirada desvalorizante que se ha construido sobre el Cauca, desde cuando fue caracterizado por su supuesto atraso económico.

3) Diseño y puesta en marcha del Programa Caucanizate Este programa tuvo como propósito generar un alto sentido de pertenencia y de orgullo con nuestro territorio, partiendo del reconocimiento y valoración de nuestra diversidad natural, étnica y cultural, de tal manera que pudiéramos construir entre todos un territorio y territorialidad diferente, entendiendo que estos conceptos van más allá de la delimitación fisiográfica del Departamento. Este programa dio lugar al desarrollo de otros importantes productos como investigación e inventario del patrimonio cultural material e inmaterial del Cauca; la puesta en marcha de herramientas lúdico-pedagógicas para facilitar el conocimiento; la comprensión y valoración de nuestra riqueza natural, étnica y cultural, esfuerzo que infortunadamente fue desechado en el siguiente, plan de desarrollo departamental.

4) Elaboración y publicación del libro Sentir: Pensar; decir la identidad, a cargo del grupo interdisciplinario de investigación Poliedro de la Universidad del Cauca. Esta obra reunió igualmente a un selecto grupo de intelectuales, que aplicando la metodología de investigación-acción, nos brinda una valiosa información sobre memoria cultural y prácticas sociales que definen la identidad local y regional.

Al igual que las anteriores iniciativas, existen en el Cauca muchas otras que de manera creativa se han diseñado y puesto en marcha, por parte, de distintas organizaciones sociales y grupos juveniles, pero que, por falta de apoyo gubernamental y miopía institucional, pierden su continuidad reduciendo su impacto para lograr mayor incidencia en la mentalidad de la gente.

La construcción de una Visión y Misión compartida, nos exige al mismo tiempo una nueva comprensión del concepto de desarrollo, teniendo en cuenta que en el Cauca sin que nos lo propusiéramos hemos salvaguardado la más importante riqueza para la Vida: agua, bosques, fauna, minerales, conocimientos ancestrales, que a futuro nos permiten tener mejores indicadores que otros territorios; lo paradójico es que esta importante riqueza y fortaleza hoy nos pone en alto riesgo, porque nos convertimos en el territorio más atractivo para la codicia, es por ello que actividades como el narcotráfico, la minería ilegal, la captación (corrupción) del erario público, se convierten en el combustible más importante para convertir estas tierras en un territorio en disputa, hoy somo víctimas del saqueo y el despojo y al parecer, con algunas excepciones, no nos hemos dado cuenta.

Urge entonces que en el Cauca, desde la institucionalidad y la ciudadanía, se pongan en marcha los mejores instrumentos políticos, técnicos y legales, para encarar y transformar el sentimiento de complejo que se percibe en la mentalidad de muchos habitantes del Cauca; la ilegalidad; la inseguridad; las condiciones de pobreza y la protección de la población joven que si bien está expuesta a ser cooptada por la ilegalidad, no lo está ni en número ni en la proporción afirmada por el Defensor del Pueblo en los medios de comunicación del día 23 de mayo, afirmación, en mi concepto, muy preocupante por las implicaciones que ello tendría para la seguridad de esta población y porque de ser cierta esta afirmación no tendríamos en el Cauca la posibilidad de un relevo generacional para construir un futuro mejor y promisorio.

Foto Cric.

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