Por: Jesús Alberto Aguilar Guerrero.
No es para nadie un secreto que estamos cargando nuestra propia cruz a cuestas, todo por la situación que en los últimos años venimos viviendo en nuestro pais; debido a una situación precaria que nos tiene amarrados el cinturón, producto de la problemática existente en cuestiones de salud, alimentación, transporte, carestía, secuestros, violencia, reclutamiento forzado, entre otros, convirtiéndose en un verdadero Viacrucis, debido a que recorremos a diario un camino lleno de cruces, que también se puede catalogar como piadoso, ya que siempre pensamos y rogamos que pronto se acabe el suplicio en que estamos sometidos. Debemos entender que la Semana Santa, está enmarcada en una época de profunda reflexión y renovación espiritual, la cual nos invita a contemplar un compendio de actos de amor y sacrificio en la historia de la humanidad como es recordar la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo.
Pese a la situación de orden público que cada año se presenta en la region caucana, debemos entender que este tiempo es sagrado, observando y conservando con devoción la tradición cristiana, que nos ofrece la oportunidad de profundizar en el significado de la vida, el amor, la unión, la tolerancia y el sacrificio, exigiéndonos una vida plena y abundante; desde que se dio inicio a la semana mayor debemos recordar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, ya que se extiende hasta el domingo de resurrección; que durante estos siete días recordaremos los eventos más significativos que marcan el núcleo de nuestra fe, como son: el lavatorio de los pies, la última cena, la oración en el huerto, el juicio, la crucifixión, muerte y finalmente la victoria de Jesús sobre la muerte con su resurrección . Por eso es grato recordar el viacrucis o camino de la cruz, la cual es una de las devociones o prácticas de oración más extendidas entre los católicos, refiriéndose a los momentos vividos por Jesús de Nazareth desde su prendimiento hasta su muerte. Todo esto se globaliza en la verdadera pasión de Cristo, marcando el sufrimiento que padeció y el sacrificio supremo, catalogado como un testimonio del amor incondicional de Dios hacia la humanidad; ya que Jesús eligió el dolor mas profundo y la muerte para redimirnos. Respetando todas las creencias religiosas es menester hacer una invitación para que vivamos en abundancia, felicidad, por la pacificación de nuestro pais, recemos con devoción el viacrucis que se reza de pie, y en algunos momentos de rodillas, deteniéndose en cada estación, para recordar el camino de Jesús al Calvario; recordando siempre que el sacrificio de Jesus en la cruz no fue en vano, ya que su muerte y resurrección abrieron el camino para que pudiéramos vivir una vida llena de plenitud, caracterizada no solo por la abundancia espiritual, sino, lo más importante, por una abundancia espiritual. Ya que esta abundancia se manifiesta en una profunda sensación de paz, felicidad y propósito, sin importar las circunstancias externas, aceptando el regalo de la salvación y cultivar una relación personal con Jesús, para experimentar una transformación que permea todos los aspectos de nuestra existencia, guiándonos hacia un camino de paz y alegría. Todo esto quiere decir, que es una fiesta cristiana, es decir, desde que llega a Jerusalén proclamado salvador, hasta que es procesado, muerto, enterrado y resucita. Amigos lectores desde esta casa periodística los invitamos a la reflexión, al tiempo de participar en familia en procesiones religiosas, a realizar manualidades de la Semana Santa, a leer historias de esta época religiosa, a cocinar platos típicos de acuerdo a la época, a visitar lugares de interés cultural o religioso y a brindar la hospitalidad necesaria al tiempo de servir como guías para los visitantes dando la mejor muestra de educación y sapiencia. Dios nos bendiga y nos siga protegiendo.
