domingo, junio 30, 2024
No menu items!
spot_img
InicioESPECIALESUn relato de reforma agraria en el Tambo, Cauca y Maestra Vida

Un relato de reforma agraria en el Tambo, Cauca y Maestra Vida

Una experiencia de reforma agraria, en el Tambo Cauca, los parceleros obtuvieron la tierra con la negociación del Gobierno con los dueños de la hacienda Puente Alta y la ANUC. Un relato de vida.

Redactado por Paloma Muñoz-directora del Diario El Nuevo Liberal

En el Encuentro de celebración de los 30 años de creación de la institución Educativa Maestra vida, el Diario El Nuevo Liberal estuvo presente en esos relatos de vida de una experiencia de reforma agraria, de cómo fue que obtuvieron el lote para constituir dicha institución educativa Maestra Vida, en el Tambo Cauca. Relatos con el profesor Emiro Mamian, Heriberto Potosi comunero.

EL NUEVO LIBERAL: ¿podrían contarnos cómo fue la consecución de los terrenos para establecer la institución educativa?

Heriberto Potosí: Los parceleros que nos correspondió esta parte de tierra pertenecemos a las tierras de Reforma Agraria de la ANUC. Aunque muchos de nosotros, incluyéndome, estábamos afiliados a la ANUC, no creíamos que podríamos obtener estas tierras. Mientras nosotros seguíamos siendo parte de la ANUC, observábamos a otros que estaban luchando y liderando el proceso, ya que nosotros no teníamos la capacidad de liderazgo para destacar por nuestra cuenta. Cuando aspirábamos a conseguir la tierra, no teníamos confianza en que lo lograríamos. Otros estaban al frente, liderando la lucha, mientras nosotros seguíamos detrás, sin la capacidad de destacarnos por nosotros mismos. En un momento determinado, la Reforma Agraria tomó impulso en esta área, pero nosotros aún no creíamos en la posibilidad de obtener la tierra.

Un relato de reforma agraria en el Tambo, Cauca y Maestra Vida

EL NUEVO LIBERAL: ¿Recibieron alguna notificación por parte de alguna institución para la obtención de la tierra de esta hacienda?

Heriberto Potosí: Si, de repente, todo cambió. En un instante, nos llamaron y nos informaron: “¡Los señores que están aspirando a la hacienda de Puente Alta, háganse presentes, porque ya hay una negociación entre el Gobierno y los dueños de esta hacienda!”. A pesar de la noticia, todavía no podíamos creerlo, pero la posibilidad de obtener la tierra estaba ante nosotros. Nos dirigimos caminando lentamente, como si estuviéramos observando y evaluando si realmente habíamos llegado al lugar correcto. Finalmente, llegamos, “señor, sí, ya estamos aquí” le dijimos a la persona que nos convocó. Esta tierra abarca más de 400 hectáreas. Inicialmente, estaba destinada para 40 familias, no más. Sin embargo, durante el proceso de entrega, se presentó una situación inesperada: más de 300 familias aparecieron reclamando su parte. Algunos decían ser estudiantes, otros alegaban necesitar tierra porque no tenían y así sucesivamente. A pesar de que originalmente estaba planeado para 42 familias, ahora nos encontrábamos frente a una realidad diferente.

El profesor Emiro Mamian

EL NUEVO LIBERAL: y entonces ¿qué pasó luego?

Heriberto Potosí: Empezamos a trabajar conforme a la política del INCORA en ese momento, que asignaba a cada uno su parcela individual, pero dejaba una parte considerable de tierra en común. Para acceder a esa porción adicional, se requería trabajar en grupo. Sin embargo, los campesinos no estábamos acostumbrados a vivir de manera comunitaria; habíamos sido educados para vivir de manera más individualista. Esto generó diversas dificultades, ya que no estábamos acostumbrados a trabajar juntos y surgieron conflictos entre las personas. Ante estas circunstancias, resultó complicado para las 40 familias trabajar en conjunto. Finalmente, decidimos dividirnos. En uno de los lotes, había una casa que tuvimos que reparar considerablemente, y en el otro lote, también había otra casa. Así que fue fácil para algunos decir: “Somos 42 familias, hay dos casas y mucha tierra. La mitad se va para allá y la otra mitad se queda acá”. En consecuencia, la mayoría de las personas provenientes de fuera del corregimiento de Piagua y del municipio del Tambo se ubicaron en una parte, mientras que la gente de Piagua se quedó en la otra. Algunos fallecieron y otros tuvieron que irse por diversas circunstancias. En la actualidad, solo unos pocos quedamos en esta parte con esta porción de tierra.

EL NUEVO LIBERAL: ¿Podría aclararme cómo surgió la idea del colegio Maestra Vida?

Emiro Mamián: Todo comenzó cuando el alcalde de ese momento, el señor Hermedis Gutiérrez, nos informó acerca de Puente Alta y la disponibilidad de un lote de tierra para un proyecto. No sé exactamente cómo se puso en contacto con los profesores del colegio, pero un día, llegamos con un grupo de personas y me preguntamos si tenían un lote de tierra disponible para un proyecto. En ese momento, no estábamos planeando trabajar el terreno, sino que estábamos buscando a alguien que quisiera acompañarnos en el proyecto educativo. El alcalde Hermedis dijo: Será entregada esta tierra a alguien que venga a trabajar con un proyecto aquí”.

Nos mostramos interesados y propusimos que fuéramos a ver el terreno. Recorrimos el lugar, fuimos al nacimiento y quedamos encantados con la situación. A partir de ahí, comenzó el proceso para transferir la tierra al colegio. Lo hicimos nosotros negociamos la entrada única era por acá por esta parte se entraba hasta aquí de aquí se volvía a salir por allá. nos dimos a la tarea de buscar la salida.

EL NUEVO LIBERAL: Al parecer ustedes se estaban enfrentando a asumir unas tierras y sin tener experiencia de convivencia con la naturaleza, ¿Cómo asumieron este proceso?

Emiro Mamian: Comenzamos a trabajar en nuestras respectivas áreas, tratando de superar las dificultades que surgieron durante este proceso de asignación y ocupación de la tierra. Al llegar aquí para trabajar, surgieron numerosas ideas, ya que nunca antes habíamos tenido un bosque ni un espacio para explorar la naturaleza. No habíamos tenido la oportunidad de disfrutar de la presencia de árboles grandes y observar aves, entre otras maravillas naturales. Fue entonces cuando alguien propuso aprovechar los árboles grandes que teníamos y sacar tablas, ya que estaban en buen estado. Además, al otro lado, había otro bosque casi similar a este, y esa parte correspondía a nosotros. Afortunadamente, en mi caso, colindo con el colegio. La parte que comienza allí y da la vuelta completa es justo donde resido, convirtiéndome en el vecino más cercano del colegio. Sin embargo, muchos de los compañeros con los que trabajamos aquí ya no están

EL NUEVO LIBERAL: ¿Tuvieron que pagar por estas tierras, o fueron donadas? ¿Cómo fue el proceso en ese sentido?

Emiro Mamian: Con el tiempo, surgió la situación de que nos informaron que, cuando llegara el resto de la distribución de la tierra, esto se convertiría en una propiedad común que deberíamos compartir entre todos. Marcamos las áreas correspondientes, y esto quedó establecido como propiedad común. Nos dijeron que esta porción de tierra valía 10 millones de pesos debido a una piscina y una casa en mal estado. A pesar de nuestras limitaciones económicas, decidimos aceptar la oferta, con la condición de que los 10 millones de pesos fueran pagaderos en un plazo de 15 años. Posteriormente, alguien propuso una idea: sugerimos que esta área, que incluía la casa y todo, fuera entregada a alguien que viniera a trabajar con un proyecto aquí. La intención era evitar que quedáramos solos en esta parte, ya que la carretera que conectaba con el lugar donde nos encontramos actualmente no existía en ese momento. Nosotros mismos negociamos la entrada única por esta parte y la salida por otra, y nos dimos a la tarea de construir la carretera. Así, con esfuerzo colectivo, logramos superar los obstáculos y llevar a cabo la construcción de la infraestructura necesaria, incluyendo puentes.

Heriberto Potosí:  Nos informaron que el colegio seguiría un sistema de estudio diferente, sin puertas cerradas ni uniformes formales, permitiendo que cada persona viniera como era y como quisiera. Algunos de los compañeros se sintieron atraídos por este enfoque educativo. Personalmente, pensé que podría ser algo diferente, pero al principio uno tiene dudas. Sin embargo, a medida que las cosas avanzaron, ganamos confianza.

Llegaron con una camioneta cargada de árboles y mobiliario, y nos pidieron que preparamos la escuela. En ese momento, yo estaba ocupado construyendo mi casa y no podía comprometerme. Luego, llegaron el profesor Raúl Collazos y la profesora Clarissa con algunos niños pequeños. Comenzaron a dictar clases en un espacio improvisado con troncos de árboles. Me di cuenta de que la situación podría volverse peligrosa debido al mobiliario deteriorado, pero me aseguraron que tenían un proyecto para construir un colegio.

Emiro Mamian: yo le doy gracias a los padres de familia que han entendido el mensaje de la educación de aquí en Maestra Vida. Traen sus hijos, están sus niños aquí ya van a ser 30 años. Yo estoy aquí que mis compañeros por estos ojos veo que llegan niños muy pequeños, se va creciendo va terminando terminan aquí con eso diploma y se van por la vida por los de pronto me los encuentro, pero créanme que estoy más que satisfecho y gracias.

DEJA TU COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

ARTICULOS RELACIONADOS

NOTAS DE INTERÉS

- Publicidad -spot_img

Comentarios recientes

Diana Bolena Sánchez hoyos en Adán y la primera vez
César Augusto en Filosofía de los Afectos 7
Alvaro Diaz en Madre, en tu día
Fernando Acosta Riveros en Mujeres en el siglo XXI
El Liberal en Loro Orejiamarillo
ALVARO EFREN DIAZ SEDANO en Loro Orejiamarillo
David Fernando Fernández Montilla en Las araucarias mueren de pie
Carlos Alberto Manrique Barrios en Mesa de dialogo de la Cultura y el Turismo en Popayán
Fany bolaños en Majan