Por Sigifredo Turga
En nuestro artículo del viernes 19 de abril recordamos que hay un patrimonio vital, para todos los humanos sin discriminación, sin el cual no podemos vivir, el aire (oxígeno) y el agua.
Muchos años atrás creíamos en Colombia, que no se agotaría el agua y que estaba a nuestra disposición para hacer uso de ella a nuestro antojo, cuando quisiéramos. Resulta que hemos estado muy equivocados. Conviene pensar en lo que ha venido ocurriendo en nuestro país.
Hace 60 años en Bogotá el suelo no se fracturaba y no amenazaba que se caerían algunas edificaciones, pero es frecuente ahora que eso ocurre. Investigaciones han demostrado que, al ausentarse el agua del suelo en la Sabana de Bogotá, ello es causante principal de las fractura en el suelo debido a que el agua es el cohesionante principal de las partículas que lo componen.
Y porqué desapareció el agua en la sabana de Bogotá?. Mucho cemento la ha cubierto, humedales desecados y cubiertos en cemento y otros materiales sólidos, bosques desaparecieron convertidos en viviendas, ríos desprotegidos convertidos en corrientes putrefactas, cuando en otros tiempos eran cuerpos vivos compuestos de flora y fauna. Hace 67 años, muy niño, pesqué peces que aún habitaban en el río Tunjuelito. El río vivía. Hoy es un lecho hídrico maloliente en donde los vivientes bogotanos depositan las aguas que expulsan sus basuras depositadas en el suelo del basurero más grande de Colombia. Los daños ambientales generados por los lixiviados del relleno sanitario Doña Juana tienen graves consecuencias en la salud pública de la capital, en la vida económica y en la vida social, sumándose a todos los procesos de desaparición de oportunidades de agua para toda la población.
No hay que olvidar que también hemos causado destrucción a los acuíferos al manejar mal el agua de Bogotá, no solo se ha alejado el agua, sino que la que aún existe en el subsuelo se encuentra ya contaminada por el pésimo manejo que hacemos los bogotanos y colombianos de los residuos sólidos, orgánicos e inorgánicos y por la química.
Igual que en Bogotá estas cosas pasan en Popayán, claro está que de manera menos compleja y en toda ciudad o pueblo de Colombia.
Pero para todos vale igual la observación que expresamos a continuación y que en adelante ha de convertirse en PERORATA, hasta que por fin lo entiendan todos los actores humanos afectantes y afectados. “Todos somos responsables y todos debemos participar en la solución, en ningún caso es correcto la delegación de la solución a otro, ni inculpar al otro”.
Ya no más exigir soluciones al gobernante. Es más efectivo formular de común acuerdo con el gobernante, planes de vida integrales para las corrientes de agua y los acuíferos y de acuerdo con dicho plan considerar el plan nuestro para lo que debamos vivir en su zona de influencia (de la corriente o del acuífero).
Para que se tenga logro con esta visión es bueno comenzar formulando planes de vida para corrientes de agua o acuíferos en zonas o localidades menores. Con COMOSERPOPAYÁN ya comenzamos formulando una propuesta para el plan de vida para el Río Pambío en el Municipio de Timbío, Departamento del Cauca. Es un plan de vida considerando todos los componentes o factores que se encuentren influyendo en tres subsistemas, el Ambiental, el Económico y el Social relacionados con el río. Aspiramos que no muy tarde logremos formularlo para el río Molino de Popayán
Creemos que cuando se trace o formule un plan de desarrollo municipal debe de formalizarse, fundamentados en lo que por ley ya puede hacerse vigente, los derechos del agua o de los ríos o de los acuíferos. Esta realidad legal previamente requiere establecer un programa educativo específico para la comunidad o comunidades vinculadas a la corriente de agua o acuífero.
